Encuentro

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Hanabi reía por la cara que había puesto su hermana. El Uchiha había aparecido justo en el momento oportuno. No era que le agradara pero, lo veía como un medio de venganza para la pelirosada que se había atrevido a dañar a su querida hermana.

"Por dios, trágame ahora tierra ¡Por favor!" imploraba mentalmente Hinata pues, la última persona a la que quería encontrarse era al implacable y aterrador Uchiha. Aún recordaba la manera brutal y salvaje con la que había golpeado a Naruto, al grado de haber destrozado aquel pobre escritorio.

- Bueno, parece que tienen algo de qué hablar –decía Hanabi mientras tomaba a Hinata de los hombros para girarla y ponerla frente al Uchiha–, los dejaré solos, fu-fu~ –reía pícaramente mientras le daba un leve empujoncito.

Hinata estaba tan roja como un tomate* por las insinuaciones que había hecho su hermana gracias a su anterior conversación, por un momento incluso pensó en aquel dicho: "Si mencionas al diablo, se te puede aparecer"; ahora podría dar fe de que era cierto. Por otro lado, el Uchiha sólo podía mirar confundido aquella escena "¿Qué está pasando? ¿Qué se trae la mocosa entre manos?" pensó mientras miraba extrañado a la castaña que se alejaba rápidamente de ellos.

- ¡Por cierto! –gritó Hanabi, deteniendo un poco su paso mientras giraba hacia donde había dejado a ambos pelinegros– ¡Yo cuidaré de Himawari y hablaré con Konohamaru! ¡Tómense su tiempo! –sonreía la castaña mientras agitaba su mano en forma de despedida, dejando al Uchiha más confundido y, a la pobre Hinata, casi muerta de vergüenza.

Ambos miraban por donde se había ido la castaña, sin embargo, Hinata se encontraba inquieta y nerviosa. "¿Habrá escuchado nuestra conversación? ¿Estará molesto por lo de Naruto-kun y Sakura-san? o ¿A caso es por Sarada?" La mente de la peliazul estaba al mil por hora, pensando en una gran variedad de razones por las que el Uchiha la buscaría y, sinceramente, le apostaba más al tema del amorío que a cualquier otra cosa.

Sasuke, al regresar la mirada hacia Hinata y notarla algo nerviosa, no pudo evitar sonreír. "Adorable" fue lo primero que cruzó por su mente al verla tan ensimismada en sus pensamientos además de que el severo sonrojo seguía latente en su rostro. "¡¿Qué demonios?!" se reprendió mentalmente, moviendo la cabeza para tratar de disipar aquellos pensamientos que lo tenían bastante desconcertado. "¿Por qué estoy pensando en estas cosas?" se recriminaba mientras retrocedía un poco, se sentía realmente patético al darse cuenta del tipo de pensamientos que creaba gracias a la cercanía de la ojiperla. "Maldita Hyuga" pensó, no sabía cómo reaccionar ante todos los sentimientos que desataba la simple presencia de la mujer ante él.

- ¡Hyuga! –alzó la voz molesto, al mismo tiempo que la hacía saltar por la sorpresa– ¿En dónde diablos te habías metido? ¿Dónde está mi hija?

- Uhm, eh, pu-pues –la ojiperla no sabía qué decirle, se encontraba algo conflictuada además de que estaba avergonzada por lo que había pasado con su "esposo". Se sentía una cobarde por haberse refugiado en su antigua casa y no enfrentar el problema como, seguramente, Sasuke ya había hecho.

- ¡Habla! –ordenó impaciente el Uchiha.

- Yo, e-ehm –Hinata trataba de darse valor, jugueteaba un poco con sus dedos tratando de tranquilizarse–. No-nosotros. Sa-Sarada-chan estuvo conmigo en, en el Barrio Hyuga.

- ¿Cómo? –soltó Sasuke, sorprendido– ¿Por qué la llevaste a ese lugar? ¡¿En qué demonios estabas pensando?! –se acercó hasta donde se encontraba Hinata y ella, al notar la molestia del Uchiha, no hizo más que retroceder para mantenerse a una distancia segura de él– Dime que tu Consejo no le puso una mano encima –miraba molesto a la peliazulada sin dejar de caminar hacia ella– ¿Crees que soy estúpido, Hyuga? Sé muy bien que el Consejo de tu clan, y sobre todo tu padre, se opusieron rotundamente a que yo regresara a Konoha ¡así que no me vengas con estupideces de que tú la protegiste porque ni siquiera puedes proteger. . .!

Lady UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora