Lady Uchiha

Verdad

Pasaron dos días más y Hinata fue dada de alta. Antes de salir del hospital recibió varias visitas, entre ellos su antiguo equipo. Kiba junto a Akamaru, Shino y su sensei Kurenai junto a Mirai que ya no era aquel bebé que todos recordaban, ahora era toda una kunoichi de rango jonin como sus padres.

Ambas le desearon lo mejor además de una pronta recuperación; no pudieron estar más tiempo debido a que Mirai tenía que regresar a su puesto de vigilancia y Kurenai tenía algunos asuntos pendientes. Se despidieron de Kiba, Akamaru y Shino, prometiendo volver a reunirse como antes. Hinata sonrió y les agradeció por haberse preocupado.

Luego de escasos minutos de que ambas se retiraran, llegaron al lugar Ino, TenTen, Shikamaru y Shikadai junto a algunos amigos de Boruto. Todos se alegraron de que nada grave le hubiera sucedido además de haber tenido una recuperación sin muchas dificultades. Hinata se sentía realmente agradecida por la compañía y preocupación de sus amigos; sin embargo, con el pasar del tiempo, la persona a la que estaba ansiosa por ver jamás apareció. No pudo evitar entristecerse por la ausencia de su esposo; Shikamaru notó su repentino cambio de ánimo por lo que discretamente, se acercó para tomar asiento en una de las sillas que había junto a la camilla.

- Hinata –la llamó, haciéndola salir de sus ensoñaciones–. No te preocupes, él tiene mucho papeleo y...–trataba de excusarlo y hacerla sentir mejor pero no podía negar que, a pesar del papeleo, él mismo le había recordado que ese día daban de alta a Hinata y que podría dejar todo el trabajo para después y aprovechar la oportunidad con su familia; Naruto se había negado rotundamente.

- No te preocupes Shikamaru-kun, yo entiendo –sonrió, haciéndole saber que no había porqué preocuparse pero, eso lo había hecho sentirse culpable. Shikamaru se hizo amigo de Hinata gracias Kurenai-sensei, ya que ella los había escogido como padrinos de Mirai, por eso es que solían pasar algunas tardes juntos cuidando de la pequeña.

A él le agradaba Hinata por ser tan tranquila a diferencia de Sakura o Ino, además de que era fácil hablar con ella sobre todo tipo de temas sin tener que dar explicaciones sobre lo que decía. Con el paso del tiempo, Shikamaru había notado cómo todos la subestimaban por su apariencia reservada, frágil y algo torpe; lo que no sabían es que ella era una mujer fuerte y sobre todo, inteligente. La consideraba una amiga invaluable e inclusive, en alguna ocasión, acudió a ella para que le aconsejara acerca de la mejor forma de conquistar a su hermosa rubia del desierto: Temari.

- Gracias a todos por venir, les prometo que me recuperaré lo más pronto posible –llamó la atención de sus amigos ahí reunidos, sonriéndoles pero Ino y Ten-Ten no pudieron evitar acercarse y abrazarla.

- ¡Ay Hina-chan! ¿Por qué no nos pediste ayuda? –reclamaba Ino mientras apretaba sus mejillas– Ten-Ten, tú y yo pudimos haber vencido a todos esos ninja sin ningún problema.

- Es cierto Hinata, para la próxima por favor tenlo en cuenta –decía Ten-Ten mientras la abrazaba.

- ¿Qué dicen? Ustedes no serían un buen equipo para Hinata; nada como su antiguo equipo para apoyarla, ¿no es verdad Akamaru? –decía Kiba entusiasmado, respaldado por un ladrido de su fiel compañero como respuesta y a su lado, Shino asentía con la cabeza dándoles la razón.

Ino frunció el ceño mientras se giraba para encarar a Kiba quien comenzó a discutir con ella acaloradamente; Hinata trataba de hacer que pararan pero era inútil, Shikamaru sólo suspiró junto a Shino mientras Ten-Ten reía, nerviosa. Por otro lado, los pequeños Boruto, Shikadai, Inojin y Mitsuki se encontraban reunidos a un costado de los adultos que discutían.

- Parece que tu mamá tiene grandes amigos, Boruto –habló Mitsuki, sonriendo.

- Es verdad, mira que hasta se pelean por hacer equipo con ella –comentaba Inojin.