Clan Hyuga (Parte III)

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Sarada, Boruto, Himawari y Hinata pasaron la semana en el recinto Hyuga y, de no haber sido por la insistencia de Hanabi, Hinata se habría ido apenas los niños se hubieran recuperado.

- No entiendo por qué eres tan dura contigo misma nee-sama –decía Hanabi en tono de reproche. Estaba recostada sobre el tronco de un árbol, en medio del campo de entrenamiento–, los niños son felices en la mansión y tú también. Además, Padre parece estar tomando las cosas con calma ahora que conoce, bueno, tu situación.

- E-eso no es e-excusa –decía agitada mientras golpeaba el tronco que tenía frente a ella–. No, no deseo ca-causarles más pro-problemas –suspiró mientras se detenía. No pudo evitar recordar aquel día cuando llegaron a la mansión y, luego de hablar con Hanabi, tuvo que enfrentar a su padre.

Flash Back

Hinata y Hanabi salieron del despacho y se dirigieron hacia las habitaciones donde se supone estarían los niños pero, mientras atravesaban uno de los jardines, se percataron de algo sumamente curioso y a la vez, inquietante.

- ¡Abuelito, abuelito juega con nosotros! –decía entusiasmada Himawari mientras jalaba un poco la manga del atuendo de su abuelo.

- Hima, no molestes a nuestro abuelo con tus juegos, 'ttebasa –decía Boruto, sentado al lado de su abuelo.

- Pero yo quiero jugar –decía en tono de reproche la pequeña Uzumaki–. Además, Sarada-chan también quiere jugar ¿verdad? –tanto la ojiazul como su abuelo, con expresión seria, miraron a la pequeña Uchiha que se encontraba algo incómoda, sentada a lado del rubio.

- ¡Ni-niños! ¿Qué están haciendo? –intervino Hinata, preocupada al ver la mirada seria de su padre sobre Sarada.

- ¡Mamá! –se levantaron los tres niños para abrazar a la peliazul, acto que no pasó desapercibido por Hiashi y Hanabi, que miraban sorprendidos la reacción de la pequeña Uchiha.

- Himawari estaba molestando al abuelo y a Sarada, 'ttebasa –decía en tono acusatorio el pequeño rubio.

- ¡No es cierto! –miró molesta a su hermano– Yo sólamente quería que todos jugáramos –decía mientras miraba tiernamente a su madre, haciendo pucheros.

- Cariño –Hinata sonrió y se agachó hasta quedar a la altura de su pequeña–, sabes que hay ocasiones en las que tu abuelito no puede jugar contigo pero siempre puedes contar con Sarada o con Boruto ¿está bien?

- O con la Tía Hanabi –la castaña se señaló mientras se acercaba alegremente hasta Hinata y Himawari–. Es más, vayamos a jugar ahora mismo, los cuatro –decía mientras le sonreía a los pequeños.

- ¿Los cuatro? –decía Sarada sorprendida de que la incluyeran.

- Claro que sí Sarada, los cuatro iremos a jugar –decía Hanabi mientras se acercaba y le pasaba un brazo por los hombros–. Y tú también, no quiero que te escapes esta vez –decía mientras jalaba de la misma manera a Boruto, ignorando sus reclamos.

- ¡Sí! –celebraba la pequeña Uzumaki, al mismo tiempo que tomaba la mano de su madre– ¡Mamá también viene! –decía emocionada.

- Perdona Hima pero, antes tengo que hablar de algo muy importante con tu abuelito ¿sí? –decía algo nerviosa a la vez que acariciaba la mejilla de su pequeña– Los alcanzaré cuando termine –sonrió y se incorporó para dejar ir a sus pequeños con su hermana. Miró como su hermana se llevaba a sus hijos y, cuando la mirada de Hinata cruzó con la de Hanabi, ésta le sonrió y le mostró el pulgar como signo de apoyo.

Hinata suspiró y le devolvió la sonrisa, algo nerviosa. Los despidió y, cuando ellos desaparecieron a través del portón de la mansión, se giró hacia donde se encontraba su padre. Él no se había movido desde que ella y Hanabi llegaron. Decidió acercarse para sentarse a su lado y, entonces, lo observó: su porte elegante y a la vez serio la ponía nerviosa, se dio cuenta de que, a pesar de los años, aún le recorría cierto temor al verlo tan serio.

Lady UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora