Acercamiento

5.5K 563 219
                                    

- Papá –Sarada había abrazado a Sasuke, trataba con todas sus fuerzas evitar llorar pero, le fue imposible. Sasuke, por otro lado, sonrió y besó su cabeza–, yo también te quiero –podía escucharla sollozar pero, se sentía aliviado.

- Me alegra –susurró mientras se separaban–, ahora dime ¿cómo te fue en tu misión? –Sasuke terminó de limpiar las lágrimas que habían corrido por sus mejillas y notó un moretón en una de ellas. Pasó su dedo con cuidado– ¿Te duele mucho?

- No –susurró algo decaída, cosa que había llamado la atención de su padre–. Papá, hay algo que quiero decirte.

- Adelante –miró atentamente a su hija.

Sarada suspiró, no quería meter en problemas a nadie pero, su padre podía enterarse por alguien más y no quería provocar otro alboroto. Lo miró con algo de temor pero, volviendo a apretar el pequeño pergamino de Mitsuki, suspiró y se decidió a contarle.

- Papá, quiero que Hinata-san sea mi mamá –confesó Sarada, evitando la mirada de su padre–. Antes de que tú me, me dijeras lo de mamá, yo pasaba la mayor parte del tiempo en su casa –recordó la primera vez que tocó a la puerta de los Uzumakis, estaba algo asustada de estar sola en casa y no había tenido la suficiente confianza de ir con ChoCho o Sumire así que, la única opción que le quedaba era acudir a la casa de su "amigo de la infancia"; que más que por Boruto, lo había hecho porque se sentía segura al estar en casa del Hokage–. Siempre estaba sola porque mamá nunca salía del hospital y tú seguías de misión así que, decidí acercarme a ellos y me recibieron con los brazos abiertos; incluso me llevé algunas de mis cosas a su casa y cuando descubrí lo de mamá con el Séptimo yo, yo tomé la decisión pensando que ni tú ni ella me querían.

Sasuke no podía salir de su asombro aunque, al mismo tiempo, su anterior enojo regresaba pero ahora en contra de la pelirosa ¿Qué no se supone que tenía que cuidar de Sarada? ¿Qué ese no había sido la condición para que él estuviera con ella? Frunció el ceño.

- ¿Sakura sabe de tu decisión? –preguntó, tratando de no sonar tan molesto.

- Sí, ayer fue a buscarme a casa. Yo estaba empacando algunas cosas cuando ella llegó. Nosotras discutimos y pues –inconscientemente, la pequeña Uchiha acarició su mejilla–, le conté la razón por la que estaba dispuesta a irme. Se enojó conmigo y me prohibió decírtelo, me dijo que no podía irme pero sólo estuvo en casa dos días y cuando no regresó, aproveché para irme. Yo, he estado viviendo con Hinata-san en el Barrio Hyuga.

Decir que el Uchiha estaba furioso era quedarse bastante corto ¿cómo era posible? Sakura le había jurado y perjurado que cuidaría de su hija, lo había chantajeado para ella pudiera usar también su apellido y ahora incluso se había atrevido a golpear a su hija sólo porque todos sus planes se venían abajo ¿hasta qué punto estaba dispuesta a llegar con tal de retenerlo a su lado?

- Papá –Sarada llamó su atención algo temerosa pues había notado cómo el Sharingan de su padre se había activado–, por favor no te molestes con ma, uhm, Hi-Hinata-san. Ella ha sido muy buena e incluso ha reprendido a algunos miembros del clan Hyuga por, por mi culpa.

Sasuke miró más sorprendido a su hija y, entonces, recordó la pequeña charla que habían tenido esa mañana cuando encontró a la ojiperla junto a su hermana. "... Sarada es importante para mí. Sinceramente la considero como una hija mía así que jamás permitiría que la tocaran, aun cuando aquello resulte llevarle la contraria a mi clan. Yo lo daría todo por ella al igual que por mis hijos y mi familia ¡así que no se atreva a poner en tela de juicio mi fortaleza, mis habilidades o mi honor!" El Uchiha no pudo evitar sonreír "Así que lo cumpliste, tonta" pensó mientras ponía una mano sobre la cabeza de su hija.

Lady UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora