¿Amigos?

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- ¡Oigan! ¡Ustedes dos, dejen de pelear 'kore! –gritó su maestro, acercándose rápidamente al rubio y a la pequeña Uchiha quienes seguían discutiendo– No tenían por qué alejarse tanto del campamento ¡mucho menos dejar sólo a su compañero! –ambos se detuvieron y Sarada se acercó rápidamente a su maestro, notablemente preocupada.

- ¿Le pasó algo a Mitsuki, Konohamaru-sensei? –lo miró ansiosa, apretando ambas manos contra su pecho. Konohamaru suspiró un poco y luego sonrió.

- No le pasó nada pero no deben dejarlo solo 'kore –sonrió mientras acariciaba la cabeza de la azabache que suspiraba más aliviada–. Adelántate si quieres Sarada, yo hablaré un poco con Boruto.

La pequeña Uchiha asintió y se apresuró a llegar al campamento que los cuatro habían montado. Estuvo a punto de salir detrás de la casa de campaña que había armado cuando los recuerdos de su pelea con Boruto y el regalo de Mitsuki regresaron a su mente; se sonrojó completamente mientras inclinaba un poco la cabeza, chasqueando la lengua "Boruto idiota ¿ahora qué voy a hacer? Me gusta uno de mis compañeros de equipo y eso puede hacerme perder la concentración y el objetivo sino puedo controlarme" pensó preocupada y algo temerosa. Esas cosas del amor al igual que los nuevos sentimientos, tan confusos y abrumadores, la estaban volviendo loca "¿Qué debo hacer?" suspiró mientras levantaba la mirada, topándose con el chico que rondaba su cabeza.

- ¿Qué estás haciendo? –preguntó curioso sin dejar de mirar extrañado la expresión de asombro y vergüenza que tenía la azabache– ¿Te sientes bien Sarada?

- ¡Mi-Mi-Mitsuki! –exclamó mientras retrocedía pues él siempre acostumbraba a estar demasiado cerca de ella, poniéndola aún más nerviosa– E-Estoy bien, di-disculpa que Boru-tonto y yo te hayamos dejado sólo.

- Está bien –sonrió pero Sarada notó algo extraño en él, algo en esa sonrisa no había sido del todo sincero–, me tomé la libertad de hacer la cena ¿quieres un poco? –dijo mientras caminaba hacia la pequeña olla sobre la fogata.

- Sí, gracias –contestó algo confundida por la repentina actitud seria de su compañero ya que la relación entre ambos era más amistosa y casi nunca volvían a tener ese ambiente de incomodidad y seriedad alrededor de ellos.

Mitsuki sacó dos tazones de su mochila y sirvió el contenido de la olla sobre ellos, le extendió uno a Sarada junto a una cuchara sin mirarla y ambos se sentaron sobre un tronco caído cerca del fuego. Sarada lo observaba de reojo, definitivamente algo estaba molestándole al peliazul pero ¿qué era? Siguió observándolo detenidamente hasta que ambos intercambiaron miradas; Sarada volvió a sonrojarse, retirando rápidamente la mirada de esos ojos ámbar tan misteriosos, pero a la vez, tan luminosos que sólo lograban confundirla más.

- Yo creo que harían una linda pareja, Sarada –la Uchiha se sorprendió al escuchar a su compañero; regresó la mirada hacia él y de nuevo, esa sonrisa que estaba comenzando a molestarle estaba de nuevo en su rostro ¿qué pasa?

- ¿A qué te refieres? –preguntó algo molesta la azabache.

- Boruto y tú –contestó mientras regresaba la mirada a su tazón, apenas había tocado la comida pero decidió seguir hablando–, creo que es lo que todos esperan y, bueno, parece que tienen una conexión especial.

Sarada no podía salir de su asombro ¿ella y boruto? ¡Qué horror! Apenas si lograba soportarlo y la razón por la que su amistad había avanzado era gracias a toda la serie de acontecimientos que tuvieron que pasar; eso y en gran medida gracias a Hima y su madre que lograban hacerle ver una nueva cara de Boruto que ciertamente admiraba pero que jamás pasaría de un cariño fraternal. La Uchiha frunció más el ceño e iba a responderle al peliazul pero fue en ese momento que decidieron aparecer Boruto junto a su maestro.

Lady UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora