Lady Uchiha

Pesadilla

Mientras tanto en el Hospital, el trío de ninjas se recuperaba a su ritmo. El primero en despertar fue el Uzumaki gracias al poder curativo que le otorgaba Kurama. Los médicos lo habían detenido ya que, como Shikamaru se los había ordenado, debía evitar a toda costa que estuviera cerca de Sasuke o Hinata; de igual forma tenía prohibido salir del hospital.

- Ya les dije que estoy bien 'ttebayo ¿por qué no me dejan ir? –decía algo molesto el rubio.

- Lo-lo lamentamos Lord Hokage, son, son órdenes de Nara-sama –decía el médico encargado–. Por favor, de-debemos tenerlo bajo observación.

- Tch, ese Shikamaru –suspiró frustrado mientras cerraba los ojos y se volvía a sentar en la cama.

Accedió a quedarse pues los médicos no tenían ninguna culpa de todo el desastre que había desembocado. Todo el personal salió de la habitación para darle privacidad al Hokage mientras éste se cruzaba de brazos y se recargaba en las mullidas almohadas. Naruto se había quedado solo y planeaba dormir hasta que volvieron a él todas las imágenes del día anterior, como si hubiera hecho un resumen en su cabeza y abrió los ojos, incorporándose un poco. "Hinata" susurró y se formó un nudo en su garganta, los habían descubierto.

- ¿Culpable Naruto? –decía Kurama, algo sarcástico.

- Tú no deberías meterte donde no te llaman, Kurama–decía molesto su jinchuriki.

- Bueno, si tuviera un jinchuriki diferente no me importaría –rio Kurama, sacando completamente de quicio a Naruto–. Eres un idiota.

- BUENO Y A TI ¿QUÉ TE IMPORTA LO QUE HAGA O DEJE DE HACER? –gritó completamente furioso el actual Hokage– HASTA DONDE TENGO ENTENDIDO, DIJISTE QUE TE DABA IGUAL LO QUE FUERA A HACER CON MI VIDA MIENTRAS NO TE ENROLLARA DEMASIADO ¡¡ESTA ES MI VIDA Y HAGO LO QUE CON UNA JODIDA GANA SE ME ANTOJE!!

El Kyuubi, igual de furioso que el rubio se presentó ante él, impotente y rodeado de un aura oscura.

- Escúchame atentamente mocoso estúpido, me viene importando un vil carajo lo que hagas o dejes de hacer pero –Kurama tomó a Naruto como si de un simple muñeco de trapo se tratase y lo aprisionó en su puño–, la mocosa los descubrió gracias al Uchiha. Se suponía que esto tenía que ser secreto para que no la lastimaras, ni a ella ni a los pequeños pero, como siempre, pensaste con la otra cabeza y la cagaste.

Naruto miraba atentamente a Kurama, estaba sorprendido ¿acaso él se preocupaba por su familia? Aun cuando, desde un inicio, le había dicho que ni Hinata ni sus hijos le importaban y que sólo los iba a proteger en caso de que Naruto muriera.

Por otro lado, Kurama había mentido. Desde que Naruto le había presentado a la portadora del Byakugan le había tomado aprecio pues, aparte de su jinchuriki, ella había sido la segunda persona de ese tiempo que no lo había mirado como un monstruo sino al contrario, lo trataba como si fuera una deidad y siempre había sido muy atenta con él; además, en alguna ocasión lo había sorprendido por la forma en la que lo había acariciado y abrazado, sin miedo y como si se tratara de un simple cachorro.

Los hijos de ese par no eran diferentes. A pesar de que los pequeños desconocieran su sola existencia, los había querido desde el momento en que nacieron, de hecho se había burlado de Naruto diciéndole que también él era el padre de esos pequeños.

- No entiendo cómo dejaste que esa mujer que siempre te maltrató y te dejaba en segundo plano, fuera más importante que tu propia familia –apretó un poco el puño, haciendo que su jinchuriki se asfixiara–. Hinata es una buena mujer, una buena esposa y hasta tú estás consciente de eso. Incluso te había dicho que, sino ibas a amarla como ella lo hacía, mejor terminaras la relación pero te aferraste porque viste a esa mujer a lado del Uchiha –bruscamente lanzó a su jinchuriki al suelo, haciendo que el mismo se retorciera por el dolor–. Felicidades Naruto, destruiste dos familias y la vida de la persona más importante de la tuya –rió con saña el kyuubi–. Volverás a estar solo y ni siquiera yo voy a ser suficiente para que tu miserable existencia tenga sentido –Naruto regresó de su subconsciente, agitado y, mientras se recuperaba, logró escuchar de nuevo a Kurama–. Espero que, el día que te arrastres hasta la princesa del Byakugan implorando una oportunidad, ella te rechace.