-¡Oye! ¡¿Qué crees que estás haciendo?! -dije intentando empujarla sin ser brusco.
Ella, ante mi intento de alejarla, me apretó más contra su cuerpo y luego posó sus delicadas manos en mi cintura.
-¿Cómo te llamas? -preguntó ignorando mi anterior pedido.
-No te lo tomes a mal -fruncí el seño al no encontrar las palabras lo suficientemente sutiles-. pero no te conozco y estás invadiendo mi espacio personal.
Ahora que me fijaba ya había sonado el timbre para el ingreso de clases y en el pasillo ya no quedaba nadie más que la loca que me está prácticamente acosando y sus amigos.
-Mírame -me ordenó y aunque sonaba estúpido tuve la imperiosa necesidad de obedecerla-. no pienso soltarte. Ya te lo dije, eres mío, de mi propiedad -La miré incrédulo-. Ahora responde ¿Cómo te llamas?
-Liam. -respondí aturdido.
¿Suyo? ¡Claro que no! Esta desquiciada pues no encuentro otra explicación.
Un destello de algo desconocido pasó por su mirada al escucharme, y en un gesto que se me antoja cariñoso, posó su mano en mi mejilla.
<<¿De dónde salió esta mujer?>>
-Liam -saborea el nombre entre sus labios y luego sonríe ¡Dios! Es la sonrisa mas linda que haya visto-. ¿Liam...?
¿Qué es esto?¿Por qué este pedazo de mujer está siquera hablandome?¿Por qué me siento tan atraído?¿Y sobre todo, por qué está actuando como una loca?
-Liam-Liam Wilson.
¡Mierda Liam! ¡Deja de tartamudear que estás quedando como un imbécil!
Entonces, en un intento por darme seguridad, me yergí sobre mi mismo e intenté disimular que mis piernas nos estaban hechas gelatina.
-¿Tú cómo-cómo te llamas? -devuelvo la pregunta.
La chica frente a mi agranda su sonrisa ¡Dios de los dioses! Es demasiado hermosa para su propio bien.
-Samantha Davies.
Lindo nombre.
Un carraspeo nos saca de la burbuja en la que no me había dado cuenta que estábamos.
-Samantha -ella se tensa al escucharla-. ¿Es él?
Samantha, quien sigue acorraladome contra los casilleros se separa, solo un poco, para poder ver a la otra chica. Pero cuando lo hace la chica que aún no sé ni su nombre me mira a la cara con curiosidad.
-¡No lo mires Sara! -exige soprendiendonos-. Te prohíbo que lo veas, que lo toques o que siquiera pienses en él. -dictamina en una clara amenaza.
Para mi sorpresa la tal Sara se encoge en su sitio mientras que baja la cabeza y murmura una disculpa.
-Cariño, tenemos que irnos ahora. No creo poder aguantar más.
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Mi chica, mi alfa.
WerewolfLiam tiene la vida más ordinaria que un adolecente puede llegar a tener: padres divorciados, dos mejores amigos, asiste a la preparatoria del pueblo y es un completo marginado social. Lo normal. Sin embargo, todo se torna extraño cuando se topa con...