Capítulo 19.

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El aire frío que entra por la ventana del auto me envuelve por completo, produciendo así que mi piel se encrespe

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El aire frío que entra por la ventana del auto me envuelve por completo, produciendo así que mi piel se encrespe. Aún estamos en otoño pero ya comienza a notarse el frío.

No he pronunciado palabra alguna desde que entré. Estoy tenso de todas la maneras posibles y no creo encontrar mi voz aún así lo quisiese. Tengo una diversa mezcla de emociones: tristeza, frustración, enojo, decepción. Vengo de una serie de sucesos poco deseables y no hablo solo de Eloy o lo que queda de él. Esto también incluye a Samantha, el nuevo "mundo", mi mamá, la escuela, el maldito vínculo de mates, y como frutilla del postre mi mejor amigo el drogadicto.

Necesito un tiempo para mi. No he tenido ni un solo momento para reflexionar lo que está pasándome últimamente y eso, más que nada, es culpa de aquel vínculo que me tiene embriagado. Es como si la necesitará todo el maldito tiempo y, cuando no la tengo cerca, mi cerebro y cuerpo  automáticamente la reclaman. Es frustrante.

Además, tengo muy en claro que no puedo simplemente desaparecer a la vista de mi madre. Primero porque aún es ilegal y, segundo, porque en realidad si la necesito. Tengo que hablar con ella y llegar, si es posible, a un acuerdo. Ahora que sé que no puedo, literalmente, estar lejos de Samantha, tengo que buscar alguna manera para hacerle entender a mi madre aquello. Aunque eso implique mentirle descaradamente.

Siento como la chica a mi lado se remueve incómoda por decimoctava vez desde que entré al coche pero no se atreve a decirme nada al respecto. Estoy consciente de que en cualquier momento va a llenarme de preguntas que no estoy dispuesto a responder. No porque tenga vergüenza, si no porque me parece algo delicado y privado que aún no creo conveniente revelar.

Falta poco para llegar al camino que nos conduce al castillo. Si bien a pasado un tiempo desde que estoy allí, aún no logro a acostumbrarme. Lo noto frío y lejano, más que nada porque  a muy pocas personas se les permite acercarse a mi por pedido explícito de su reina. Al principio me había enojado con ella porque no tenía derecho alguno de prohibirle a la gente con la que prácticamente vivo, poder mantener una conversación conmigo. Sin embargo, después de gritarle por más o menos diez minutos ella me explicó, con la mayor paciencia posible, que se le hacía muy difícil que alguien esté cerca mío, ya que el vínculo no se ha consumado aún y que, además, no podía controlar la parte animal y posesiva. Me dijo que era más fuerte que ella y le creí. Le creí, porque yo también sentía celos cuando la veía interactuando con alguien que no sea yo. Le creí porque si yo sentía una gran cantidad de celos irracionales ¿Como los sentirá ella en su condición casi animal?

Pero por más que la comprendiese se me hacía tóxico ser tan posesivos y, muy en el fondo, lo detestaba. Podría apostar incluso que a ella tampoco le hacía ni pizca de gracia sentirse así pero que las circunstancias nos hacían actuar de manera diferente. Tampoco la culpaba.

-No sé porque creo que no debería preguntar por lo que a pasado allí dentro. -habla con voz neutral pero cuidadosa.

-Crees bien entonces. -le suelto más seco de lo que quería.

Silencio.

Hay un silencio prolongado en él que sólo se escucha la canción de fondo que habla sobre una mujer despechada con algún ex. Genial, la he tratado mal sin motivo alguno.

Estoy a punto de soltar una disculpa cuando ella vuelve hablar.

-Mira, no voy a presionarte. -dice mientras no desvía, ni por un segundo, la vista de la ruta-. Estoy segura de que cuando estés listo vas a contarme que es lo que a pasado allí dentro. -suspira-. Solo quiero que tengas claro que sea lo que sea no estás solo. Ahora me tienes a mi.

El aire se estanca en mis pulmones, y por un momento, no recuerdo como es que se respira.

No estoy solo.

Suena raro pensar aquello. Más que nada después de haberme sentido solo por tanto tiempo. Es cierto, tenía a mis amigos y a mamá, sin embargo, me sentía más solo que nunca. Desde hace mucho que con mis amigos no hablábamos de cosas más personales y no tan superficiales y era por el simple hecho de que tocar aquellos temas siempre nos conducía a el problema de Elo. Entonces, lo evitábamos. Que ilusos. Después estaba mamá que, realmente, es como si no estuviese. Vive en el trabajo pero no la culpo, ya que esa fue su forma de distraerse con todo lo que pasó con papá, solo que, de vez en cuando, me gustaría sentarme a hablar con ella.

Asique sí, se me hace difícil pensar que no estoy solo.

                                           AZU🌙

HOLA GENTE HERMOSA‼️

👻Les traigo un capítulo de sorpresa y le vengo a adelantar que, por esta semana, va a ver un intento de maratón. Por lo que estén atentos a mis actualizaciones.

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Mi chica, mi alfa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora