Capítulo 8.

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Tengo como un nudo en la garganta, como una molestia que no hay forma de disminuir, y todo por ese estúpido sueño

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Tengo como un nudo en la garganta, como una molestia que no hay forma de disminuir, y todo por ese estúpido sueño.

De solo recordarlo mi corazón vuelve a fragmentarse, y es que me ha dejado una sensación de vacío, de soledad, y realmente es algo que nunca había experimentado. Por sobre todo el embrollo de sentimientos el mas fuerte es el miedo, porque después de todo ¿Quién me asegura que él, al final, si decida irce? De echo, yo en su lugar, lo haría.

Sinceramente, no podría abandonar toda mi vida por una persona a la cual no conozco y que, desde su perspectiva, no hay vínculo alguno con ella; estaría loco quien lo hiciese.

Patrañas, nadie en su sano juicio lo haría. Pero luego está el desconcertante echo de que él aún así sigue aquí, a mi lado, y aunque parezca imposible él ni siquiera ha intentado escapar. Es confuso.

Si decidiera irce no lo soportaría. No podría soportar la idea de no tenerlo. Lo acabo de encontrar y, por más loco que suene, ahora mismo no puedo ver una vida en la que Liam no este, no puedo, simplemente me niego rotundamente a esa estúpida idea.

-Shhh -me abraza con fuerza-. Tranquila yo no me he ido a ningún lado -dice en un intento de consolarme-. Shhh no llores, por favor.

¡Dios! ¿Este hombre existe? Es que es la cosa mas tierna que he visto. Incluso, sus palabras tienen un efecto instantaneo en mi sistema.

Aunque aún así, no se me pasa desapercibido el hecho de que aún no me ha dicho lo que deseo, añoro y espero escuchar.

-Liam -me separo de su pecho y acuno su imperfecto pero hermoso rostro entre mis manos-. Necesito que me prometas que jamás, nunca, por ningún motivo, te iras de mi lado. -Él, al escucharme, esquiva mi mirada-. Prometelo, por favor -suplico.

Me mira por lo que parece una eternidad ¿lo peor? No tengo idea de que es lo que su maravilloso cerebro puede estár pensado. Entonces paso, de un movimiento bruzco se separó de mi cuerpo, provocando así que mis brazos caigan a mis costados y que, por un momento, todo se paralice. Creo, incluso, que mi respiración decidió irce, que mi corazón decidió dormirce y que mi cerebro se llenó de agua y colapso.

Cuidadosamente sigo todos sus movimientos, ¡Dios! Temo mucho a lo que vaya a decir..

-No puedo prometer algo que no estoy completamente seguro de que cumpliré. -Sus grandes manos tiran de sus cabellos, con frustración, mientras responde sin mirarme-. Lo siento, me gustaria decir lo que sé que quieres escuchar, pero no puedo. -dice y me mira. No me gusta lo que veo reflejado en sus bellos ojos cafés. Es la primera vez en mi vida que haría lo que sea por que en los ojos de alguien solo se refleje felicidad-. Lo único que puedo ofrecerte, Sam, es intetar conocerte. Pero aún así no estoy seguro de querer hacerlo por completo.

Me escuece el pecho y tengo unas imprecionantes ganas de llorar de nuevo. Estoy mas dolida que nunca, sin embargo, no con él; estoy dolida con la vida porque cuando por fin se me precenta eso que puede hacerme feliz, como lo fui hace siglos, no puedo tenerlo, y me gustaría decir que no es justo, me gustaría decir que no merezco esto, pero me estaría mintiendo a mi misma.

Mi chica, mi alfa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora