Mi chica, mi alfa.

Capítulo 18

La casa es grande, pero no lo suficiente para la cantidad de personas que viven en ella. La vieja puerta marrón necesita una pintura con urgencia, sin embargo, a nadie pareció importarle este detalle estos últimos años. Desde donde estoy logro escuchar las voces distorsionadas por la distancia y me decido, de una buena vez, por dar el primer paso hacia la puerta de la familiar casa.

Samantha a estado en el auto todo el tiempo. No se lo pedí, pero supongo que no necesité hacerlo. Hubiese sido muy vergonzoso tener que pedirle que me espere en caso de que decida salir huyendo.

Respiro una, dos, y tres veces.

<<¡Vamos, Liam! Es tu amigo el que está allí. Nada puede estar tan mal>>

Lo peor es que si podía. Estoy aterrado de lo que pueda encontrarme una vez que entre. No quiero volver al pasado. Me niego a volver a ver aquello...

Uno, dos, tres toques antes de que una voz chillona me responda desde adentro "¡Ya voy!"

Lorena, la menor de los Tomsons, es quien me recibe. Con sus trencitas rubias que caen sobre sus pequeños hombros y una sonrisa escasa de dientes. Al reconocerme se sorprende y viene directo a mis brazos. El familiar cariño de la pequeña me invade y, por un momento, me siento estúpido por estar huyendo de ésta gente que prácticamente es mi familia.

-!Lio! -exclama aferrado sus bracitos a mi torso-. ¡¿Dónde te habías metido?! -pregunta ahora separandose de mi para mirarme con sus lindos ojitos mieles.

-Hola pequeña. -el apodo la hace sonreír nuevamente-. Estuve un tiempo de viaje pero ya volví. -miento.

La pequeña Lorena arruga su entrecejo y cruza sus manitos en su pecho.

-Pues no vuelvas a irte porque yo aquí ando extrañandote y tú de viaje. -sus palabras me hacen sonreír por primera vez desde que estoy aquí-.Además, sabes que el tonto de mi hermano te necesita.

-¿Él... él está en casa, pequeña? -digo preocupado.

-Si, todavía es temprano. Aún no desaparece. -Espero realmente que no se refiere a lo que yo creo-. Está en su habitación. -dice y me señala con su rubia cabecita el pasillo que conduce a la habitación de mi amigo.

-Gracias.

Me encamino temeroso hacia aquella puerta azul con el cartel de "No molestar" que recuerdo ayude a hacerlo cuando eramos pequeños.

Golpeo dos veces pero al no escuchar respuesta alguna decido entrar de igual forma. Lo primero que veo es la ropa sucia esparcida por todo el suelo de la oscura habitación. Después, el olor a muerto que me golpea de una manera asquerosa. Sigo mi camino hasta la cama y ahí, entre todo el edredón de ropa y sábanas manchadas de vaya uno a saber que, se encuentra mi amigo. Sabía que no estaba enfermo.

O tal vez si lo esté.

-Eloy -lo llamo pero no responde-. Eloy... ¡Eloy! -se levanta repentinamente haciendo que se enrede aún más si es posible con las sábanas y caiga al suelo.

-¡Mierda! -exclama mientras me mira-. ¿En qué mierda estabas pensando? -se queja-. ¿Qué haces aquí, Liam?

-¿Qué hago aquí? ¿Es en serio? -pregunto sarcástico-. Mira como estás. Mierda Elo...¿En qué diablos estabas pensando?

Él baja la cabeza y mira a un punto cualquiera en el suelo. Luego, levanta la cabeza pero con la diferencia que la desepcion y el el enojo están tatuados en su rostro.

-¿Te importa siquiera? -sonríe con cinismo-. ¿A dónde estuviste todos estos días, Liam?

Estoy atónito. ¿De verdad está reclamandome no haber estado para él? Un sentimiento de tristeza me invade. Ver a mi mejor amigo en este deplorable estado me llena de ese sentimiento amargo. En la habitación no hay mucha luz más que la que apenas logra filtrarse desde el pasillo, sin embargo, estoy seguro que los ojos de el chico que está frente a mi están inyectados en sangre. También, estoy seguro que su piel está toda transpirada y que debe asemejarse a la de el color de un vampiro.

-No me culpes por lo que tú no puedes controlar. -mi voz suena cansada, como si ya estuviese harta de repetir siempre las mismas palabras-. No me culpes cuando yo ya lo he intentado millones de veces y eres tu él que está reacio a recibir ayuda. -iba a reclamarme pero lo detengo y sigo hablando-. No puedes hacerme responsable de tus errores, Elo. Yo ya estoy harto.

-Pues vete. Nadie te ha pedido ayuda Liam. -dice con veneno-. Vete y escapa como siempre lo has querido hacer. -su voz baja unos cuantos tonos-. Anda, vete antes de que te contagie un poco de mi infierno.

Sus palabras duelen y escalan en lo más profundo de mi. Sé que nada de lo que dice debo tomarmelo encerio pero ya ni siquiera sé como era mi amigo antes de esto. Hace tanto tiempo que estoy ayudándolo.

Eloy es adicto. Lo he ayudado más veces de las que me gustaría admitir pero siempre tenía altibajos y volvía al vicio una y otra vez. Jamás le he dado la espalada porque soy lo único que tiene. Son cinco hermanos y él es el del medio. Sus padres pasan día y noche trabajando para poder darle una vida digna a cada uno de sus hijos, y los admiro, solo que en algún punto olvidaron que no solo lo material es importante.

-Me cansé Eloy. Estoy hasta los huevos de que todo se trate sobre ti. Eres un estúpido egoísta. -digo ya cansado de que siempre sea yo el único que se lleva todo lo malo-. Cuando decidas de verdad que quieres salir de toda esta mierda me llamas. Antes, no se te ocurra hacerlo.

Me fui dando un portazo y con los sentimientos a flor de piel.

Gracias a Dios, al salir, aún me esperaba una paciente Samantha.

Azu🌙

HOLA GENTE HERMOSA YO SÉ QUE ME EXTRAÑARON💚

Perdón por desaparecer durante taaaanto tiempo. Y gracias a los que todavía tienen la paciencia de esperarme.

✨Voy a confesarles algo: he estado ocupada escribiendo una nueva historia.

😙¿Qué si la voy a publicar?
Pues todavía no porque esta vez quiero terminarla y luego publicarla.

Pero les dejo un pequeño adelanto:

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