Sentada detrás de mi escritorio observaba a Kenya, quien no había pronunciado ni una sola palabra desde que dejamos a Fute en una de las habitaciones del castillo, siendo atendida por mi médico personal. A mi lado se encontraba un enorme y majestuoso lobo rojizo, atento a cada movimiento que daba la visita. Aquello me hizo sonreír.-¿Piensas hablar? -rompí el incómodo silencio.
Ella no me miró, sino que por el contrario encontraba bastante entretenido mirar sus largas y negras uñas. La verdad, tenerla aquí, dentro del castillo, era algo que definitivamente no esperaba. Para nada. Es más, estuve a punto de tomar a Fute y obligarla a regresar por donde había venido, pero para ser sincera, necesitaba respuestas y hasta ahora ella era la única a quién podría sacarle algo. O eso esperaba.
-Kenya, no te quiero aquí -dije con claro desagrado. Desagrado que no le pasó desapercibido a Liam-, y estoy haciendo un exagerado esfuerzo por no matarte ahora mismo -aquello logró que me mirara, sin embargo, lo hizo con una pequeña sonrisa.
Ella se paró de su asiento con lentitud, ocasionando que el lobo a mi lado le gruñera en advertencia.
-Nos cuida -declaró mi loba desbordada de dopamina.
-Está igual a como él la tenía -habló por fin, estudiando la oficina.
-No se me dan muy bien los cambios.
Ella volvió, por un instante, su mirada hacia mí y luego caminó hasta la ventana del despacho. Tuve que detener con mi brazo a Liam, pues se nos había acercado demasiado y mi lobito estaba de los pelos.
-Cuando me fui creí que tú me buscarías -dijo calmadamente-. De todos ustedes, creí que tú serías quien más me entenderías.
¿Qué?
-¿Entender qué? -pregunté tosca pero de todas formas ella siguió hablando.
-Incluso Jodikev me buscó después de dos años.
Aquello me desconcertó. No era algo que se esperara de mi hermano, pues él era más bien un espíritu libre al cuál poco le importaban las personas. Aunque sí daba por hecho que su familia era un exención.
-Pero tú no.
Terminó para luego girar sobre sí misma y posar sus inquietantes ojos blanquecinos en mí.
Ella estaba tan distinta y no sólo físicamente hablado, sino que algo en su mirada me decía que, en todo este tiempo, había vivido más cosas de las que alguna vez sabré. Yo la amaba, ella era mi hermanita, pero lo que hizo fue, es y será imperdonable. No iba a mentir diciendo que la odio porque, aunque por mucho tiempo lo intenté, no logré hacerlo. No obstante, eso no quiere decir que no le guarde un gran rencor y resentimiento.
-¿Tú realmente creíste que te buscaría después de... eso?
Ella ya no me miraba a mi sino que pasó a mirar a Liam, él no le gruñó pero si le enseñó los dientes en señal de advertencia. Para mi sorpresa ella sonrió con autenticidad.
ESTÁS LEYENDO
Mi chica, mi alfa.
WerewolfLiam tiene la vida más ordinaria que un adolecente puede llegar a tener: padres divorciados, dos mejores amigos, asiste a la preparatoria del pueblo y es un completo marginado social. Lo normal. Sin embargo, todo se torna extraño cuando se topa con...