Retengo el aliento cuando por fin la veo. Se ve tan hermosa y frágil al mismo tiempo, solo ella puede lograr aquello. Observarla ahí, en su cama, con un suero en su brazo, con su piel mas pálida de lo normal y en su estado de inconsciencia me hace querer protegerla con mi vida.
No la conozco, no siento nada hacia ella, mas que empatia y un extraño sentido de protección. Hay que admitir que físicamente si me atrae pero no pasa de ahí.
La conozco de hace un día, pero aún así quiero protegerla, quiero tomarla en mis brazos para que la maldad del mundo no la toque. Es un sentimiento abrumador y especialmente extraño en mi. Yo, que nunca he sentido nada mas que atracción hacia alguna que otra chica, yo que hace unas horas no había siquiera besado a alguien por primera vez y ahora venir y sentir ese instinto de protección me desconcierta, me saca de balance.
A pasos lentos y torpes me acerco a ella. Diablos, no voy a perdonarme si algo le pasa. Aunque, técnicamente, ya la he dejado inconsciente por mi gran grado de estùpidez.
<<Bésala.>>
No pienso hacer eso, no señor ¿cierto? ¿CIERTO?
No estoy seguro que sea lo correcto. Además, ¿Y qué si ella no quería volver a besarme jamás? O tal vez ¿Qué tal si ella si despierta y luego quiere matarme? Pero la peor duda es ¿y si que si ni aún así puede despertar?
No puedo quedarme con la duda. Tal vez si funcione...
Acabo de descubrir que no me importa, que no me interesa, que me vale cuatro extareas de mierda si ella se enoja, o si quiere matarme, o incluso que si el tipo, que me está mirando cómo si yo fuera un insignificante insecto al que puede aplastar cuando se le plazca, me golpee, me vale. Ella es una persona y yo soy el culpable de su actual estado, no puedo simplemente acobardarme y quedarmela mirando como un tonto.
Entonces, intentando creerme mis propias palabras, intentado pensar que mis intenciones son puramentes caritativas y no sexuales, me acerco a su bello rosotro y lo hago. Lo hago antes de que el tipejo pueda aplastarme, pero sobre todo lo hago antes de que pueda a repentirme.
Se siente tan bien como la primera vez, a pesar que soy yo el único que está precente en el sutil beso, se siente malditamente bien. Sus labios son tan cálidos, tan dulces que se me hacen adictivos. Ella es adictiva.
Me comienza a invadir la decepción cuando no noto respuesta a mi tacto. A lo mejor ya es tarde y ahora tengo que vivir con la culpa. Quizá jamás despierte y me pesa. Me pesa mucho más de lo que debería.
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Mi chica, mi alfa.
WerewolfLiam tiene la vida más ordinaria que un adolecente puede llegar a tener: padres divorciados, dos mejores amigos, asiste a la preparatoria del pueblo y es un completo marginado social. Lo normal. Sin embargo, todo se torna extraño cuando se topa con...