Capítulo 1

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- ¿Para qué vivir ahora? Nunca tuvo sentido vivir, y ahora, mucho menos - se dijo la chica mientras caminaba mirando al suelo -. Apenas si me quedan un par de días...

Ella, que nunca había hecho nada en su vida, un día salvó a un pequeño niño de ser atropellado por un carruaje. La bruja que viajaba en el dichoso carruaje la maldijo con la antigua y poco conocida maldición del "escape de vida". Esa maldición apareció claramente en su piel, con el símbolo propio que la caracteriza: pequeños círculos envueltos por semicírculos que se conectan entre sí por pequeñas líneas. La figura de carácter inofensivo formó una cadena que rodeaba su antebrazo, cerca de su muñeca. Simplemente era una pulsera negra como el carbón, tan bien dibujada en su brazo izquierdo, como las perfectas líneas que recorren la Tierra y la gente llama ríos. Y aunque parecía tan simple, con esa maldición la joven perdía su vida poco a poco, escapándosele de la marca de la maldición con cada segundo que pasaba. Era como haber hecho un agujero minúsculo en un globo inflado; al principio el globo no muestra ningún cambio, pero poco a poco se va desinflando hasta que se le acaba el aire por completo.

Cansada de vivir siempre la misma vida monótona, nunca logró encontrar su propósito. Hoy, con veinticuatro años, acababa de ser maldecida y su vida finalmente estaba por terminar. ¿Tenía que sentirse mal por eso? No, la verdad era que no. No se sentía mal en absoluto. ¿Acaso tenía miedo de morir tan joven? No. El miedo fue una reacción instintiva que la invadió en un primer momento, pero después se dio cuenta de que probablemente moriría durmiéndose, sin notarlo siquiera, y entonces perdió el poco miedo que podría haber sentido. ¿Le dolía haber desperdiciado su tiempo en este mundo? No. No le dolía haber, como quien dice, desperdiciado su vida, pues pensándolo muchas veces, supo que la vida que había vivido hasta el momento, era la única que podría haber vivido, ya que no cambiaría ninguna de las decisiones que había tomado.

- Usted es la señorita maldecida, ¿no es así?

Un hombre alto, de porte imponente, como diríamos, grandote e intimidante, le habló a la joven amablemente. La chica miró hacia arriba hasta encontrar el rostro del hombre, pero no le contestó.

El hombre la observó un momento. Pensó que era una jovencita de escasos veinte años, si no es que menos. No muy alta. Vestimenta, algo sucia; cabello, castaño oscuro, largo y enmarañado; ojos, oscuros... pero no solo eso. Sus ojos también eran desafiantes, aunque opacos; como los de una fiera herida sin ganas de que alguien la moleste.
 Finalmente vio su antebrazo.

- Aquí está - dijo el hombre -. Precisamente, eres la persona que estoy buscando. ¿Cómo te llamas?

- Margarita - dijo la chica mirándolo fijo - Margarita Salvador.

- ¿Salvador? ¿De los famosos Salvador?

- Sí - dijo ella sin inmutarse.

- ¿Y cómo es que una Salvador fue maldecida de esta manera?

- Quise salvar a un niño.

El hombre echó a reír a carcajadas. El sonido era estridente.

- Pero... - dijo entre risas - pero los Salvador son reconocidísimos asesinos despiadados. ¿Cómo es que terminaste salvando la vida de un niño?

Margarita no respondió. Recordaba haber corrido con todas sus fuerzas, movida por una inminente e indescriptible energía, y después haber empujado al niño fuera del camino. También recordaba los insultos de ese niño, quien cuestionaba por qué Margarita se había lanzado de aquella manera encima de él. Inclusive le dijo que por culpa de ella, él se había doblado el tobillo y le dolía mucho. En ese momento, Margarita se quedó en silencio, escuchando la catarata de insultos que profería el niño al que creyó haber salvado. Un momento después la bruja la había maldecido. Desde ese momento, juró no ayudar a nadie mas.

La maldición de Margarita (y todas las aventuras que vivió gracias a ella)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora