Capitulo 28 B

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Jacif llevaba su misión de congregar a los maldecidos de manera espléndida. El líder de los lobos, ahora con forma de persona de manera casi permanente al ser el guardián y guía de Jacif, estaba muy orgulloso de ella. Jacif había madurado a la fuerza, y su entrenamiento como lobezna había fortalecido su carácter. Incluso fue capaz de soportar la verdad de su naturaleza. Nadie esperaba que fuera así, y gracias a las instrucciones de Tiem, se tuvieron todos los recaudos necesarios antes de decirle nada. Sin embargo no hizo falta nada. A decir verdad, la muerte de un lobo le ayudó a comprender la verdad que guardaba dentro de sí misma.

Habían pasado dos meses desde que Jacif estaba con los lobos, y de pronto Mariano desapareció. Jacif intentó buscarlo por todas partes pero no lo encontró. Recorrió un área bastante grande, e incluso sintió que podía "oler" a Margarita en la tierra de los bosques que circundaban su cabaña. Decidió seguir su instinto como los lobos le habían enseñado y siguió el rastro hasta un pequeño arroyo que atravesaba el bosque. Allí el olor desaparecía. Era como si de pronto se hubiera desvanecido en la nada.

- Margarita no podía hacer eso... - se dijo.

De pronto escuchó a un hombre detrás de ella que le decía:

- Seguramente tapó su olor con lodo. El lodo cubre el olor casi por completo. Además parece que lo que seguías era un ser con magia, así que probablemente con más razón parece haber desaparecido.

- Pero eran dos personas... Y solo puedo oler a una...

- Es normal. Tal vez tenías un recuerdo de su aroma mucho más fuerte que el de la otra persona. ¿No tienes nada de la otra persona que pueda recordarte su aroma?

- No, no tengo nada – dijo Jacif con pesar.

- No te preocupes. Probablemente esa persona regrese pronto. Son muy pocos los humanos que saben de los lobos y muchos menos los que saben dónde encontrarnos. Además, nadie te abandonaría aquí sola...

Jacif comenzó a llorar desconsoladamente. Sabía que Mariano la cuidaría, pero también sabía que él haría cualquier cosa por Margarita, incluso abandonarla a su suerte. Además Margarita había probado ser capaz de hacer cosas atroces y de lastimarla horriblemente. Nadie vendría por ella. Y Jacif lo sabía. El llanto se volvió más intenso y desesperado.

El hombre, sorprendido por la reacción de la niña, no sabía qué hacer. Se quedó en silencio, incómodo, a esperar a que la niña dejara de llorar.

En un momento, Jacif al darse cuenta del silencio, giró de pronto pensando que el hombre también la había abandonado. Pero no. Él estaba ahí, parado, a su lado, en silencio.

- No te fuiste.

- No. ¿Por qué me iría?

- Pensé que tal vez... porque yo... yo...

- Tú, nada. Me quedé aquí callado porque no sabía qué más hacer. Y cuando un lobo no sabe qué hacer al lado de otro lobo herido, simplemente se queda callado al lado de su compañero. Eso es todo lo que podemos hacer.

- ¿Compañero lobo?

- Sí... Bah, es lo que me salió hacer. No sé qué más hacer. Si mi presencia te incomoda, desde luego que yo...

- ¡No! ¡Por favor, no te vayas!

El lobo estaba aún más sorprendido. Sabía que su padre había sido asesinado por la Salvador corderito. Pero, ¿cuál había sido la relación que tenía con esa Salvador como para ponerse de esa manera? ¿Qué cosas habrá vivido esta niña para sentirse así de sola y abandonada? Él era un desconocido que le había mostrado afecto, y por ello, esta niña le rogaba que no la dejara sola. Estaba furioso. El brujo parecía ser una buena persona, pero tal vez era igual que esa Salvador. Y eso era lo más probable si esta niña se sentía así de mal. No permitiría que esta niña, que aun sin ella saberlo, era una de sus hermanas, se sintiera de aquella manera. Y destrozaría a la persona que la hubiera hecho sufrir de aquella manera, fuera un brujo o una maldita Salvador.

La maldición de Margarita (y todas las aventuras que vivió gracias a ella)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora