Capitulo 26

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De pronto un tremendo golpe en la cabeza que la hizo recorrer el ancho del pasillo de derecha a izquierda, la dejó inconsciente.

- Le di - dijo Felipe - No podemos dejar que llegue a ver a Mariano. Él ya está lo suficientemente loco como para dejar que se vuelva aún más desquiciado. Supe que ella era la causa de su locura en cuanto vi las marcas de su brazo. Seguramente es su hermana. Las brujas son muy peligrosas. Asquerosa resentida. Debemos atarla y ocultarla en las mazmorras del castillo para que nunca más vea la luz del sol. En cuanto le falte comida unos días, morirá sin que no enteremos. Vamos, deprisa.

Tal y como les conté al principio de la historia, los magos no son muy inteligentes que digamos. Este en particular era uno de los más astutos de ese tiempo, pero aun así, no era muy brillante. No sabía nada de la maldición de Margarita, peri dentro de todo hizo bien en pensar que era una persona peligrosa. Sin embargo su accionar dejaba mucho que desear, como podemos apreciar. Y bien sabemos que no necesariamente lo hizo para salvar a su sirviente, pues bien vimos que lo uso de carnada para distraer a margarita, sino que también quería salvarse el, tanto de la supuesta bruja como así también de la ira que desataría Mariano al verla.

Margarita cayó al suelo por segunda vez. Su maldición maldecía con todas las palabras de maldición que conocía, que no eran muchas. ¿Cómo fueron capaces de golpearla de tal manera sin ella saber que había un enemigo detrás? Estaba muy distraída ayudando a Margarita e intentando cuidarla del peligro que enfrentaría adelante que nunca se le ocurrió que pudieran llegar a dañarla por detrás. Una vez más había fallado en su misión como maldición y había dejado indefensa a su ama. Por suerte su vida no estaba en peligro pero el golpe la había dejado inconsciente por lo que probablemente habría daño interno que curar. Sin Margarita, la maldición no tenía la habilidad de actuar por sí misma de la manera que lo hacía junto a su dueña, pero digamos que entraba en modo defensivo, pudiendo tanto curar como proteger a Margarita. Entonces, la maldición cubrió por completo el cuerpo de Margarita y actuó como su armadura curativa. Podrían llevar a Margarita donde quisieran, pero nada malo le sucedería mientras estuviera en ese estado.

Al ver que la bruja se llenaba de marcas, por poco el mago ni siquiera quería tocarla. Se dio cuenta de que tal vez ese era una especie de enfermedad que tenía la bruja y que no se revelaba porque ella lo estaba controlando. De igual manera, se dio cuenta de que Mariano probablemente tuviera la misma enfermedad y que tal vez fuera contagiosa. Sin embargo, no la podían dejar ahí. Si la encontrara el vigilante del pasillo, estarían en grandes problemas. Así que a pesar de su miedo a la posible enfermedad, respiró hondo y con ayuda de Louis, la llevaron hasta las mazmorras del subsuelo. Allí la encerraron en la celda y la dejaron tirada mientras Felipe oraba a no sé qué dios que Margarita muriera pronto, ya fuera de frio o de hambre, o ambas si fuera posible, para evitar que se salvara de alguna forma milagrosa.

Pero lo que no sabían era que la maldición de Margarita era un poquito milagrosa y que por tanto, Margarita no moriría. Al menos, no por esas efímeras y vanas razones. Dori se encargó de curar y mantener a Margarita calentita. Como la maldición fluía por las venas de Margarita, era fácil activar su efecto y curarla de adentro hacia afuera, mientras que la coraza que Dori formó alrededor de ella, a mantenía aislada del frío, ya que las marcas también emitían cierto calor, aparte del que generaba Margarita misma al curarse. Pasaron unos minutos y Margarita despertó.

- Mariano... - dijo en voz baja - ¿Qué pasó?

La maldición se estremeció. Los sentimientos de Margarita eran más fuertes de lo que ella había imaginado (pero es porque las maldiciones no tienen más imaginación que la que le da su poseedor). Dori giró con mayor velocidad, casi como si las marcas jugaran entre ellas. Margarita sonrió y vio justo la marca de color azul girando con sus hermanas. Ni bien pasó frente a su rostro, Margarita levantó la mano y con su dedo la detuvo. Todas las marcas se detuvieron al instante, expectantes de lo que haría Margarita. ¿La arrancaría como lo hizo la última vez? ¿La utilizaría para rastrear a Mariano? ¿La convertiría en una dorada y se olvidaría de todo?

La maldición de Margarita (y todas las aventuras que vivió gracias a ella)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora