La Mujer del Sheriff

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te crees muy listo ¿No?– pregunto Claudia mirando a uno de los agentes– por qué no traes a tu jefe y vemos de a como nos toca– dijo en tono chulesco.

Los agentes estaban parados a un paso de la puerta de entrada, hubiera sido más fácil retener un elefante que a la señora del alguacil.

Aunque realmente solo le habían pedido que los acompañase a la comisaría, después de todo eran las únicas testigos, ninguno espero que el  Apocalipsis se desatará unos segundos después.

Alguna vez todos se preguntaron como diablos un agente tan débil, algo... Demaciado amable y medio torpe podía estar detrás de la placa del Sheriff.

Ahora mismo nadie quiere el puesto, de hecho algunos de ellos están planeando su traslado a otra instancia policiaca– vamos que no muerdo– Claudia estaba sentada sobre la silla, con los pies en alto de la mesa de interrogatorios, con las mangas de la blusa dobladas, varios botones de la misma estaban descubiertos dejando ver el sostén con encaje de color blanco.

Ahora entendían porque John llevaba la placa, si tiene que soportar a su esposa, digamos que podría soportar una bala en el pecho, algunos están pensando que en efecto, su jefe podría rebotar una bala si llegara el caso, con semejante mujer, el Sheriff debería tener más pantalones de los que pensaban– Te gusta algo de lo que vez– pregunto Claudia mirando al segundo agente– ¿Gustas probar algo?– dijo tomando su blusa dejando ver solo un poco más de carne.

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Jura por todos los cielos que cuando conoció a Claudia pensó que era una chica normal, como cualquier otra, muy tarde se dió cuenta que había hecho amistad con el mismísimo diablo.

¡Podrías dejar de reírte!– murmuró Peter sentado al frente de su hermana.

El es un buen hermano obviamente, sumamente carismático, amable, se le daban las relaciones y bueno, prácticamente tiene el puesto de su hermana– ¡Dios!– gimió el lobo tapando sus oídos, no sabe que es peor, escuchar a Claudia decir un montón de boberías o estar sentado esta vez del lado del bien.

Bueno, aunque técnicamente ahora está dando la vida por su hermana– ¿sabes en lo que estás metida?– susurro, sabía que solo así podían mantener una conversación algo privada– asecinato, Talia– la cara de la loba quedo descompuesta en Miles de partes intentando comprender lo que los labios de su hermano decían.

¿Qué?– pregunto algo sorprendida, solo había sido una broma, tampoco es para tanto ¿Cierto? Solo había sido un pequeñito incendio, además ni siquiera vieron todos los fuegos artificiales.

Peter intento, en verdad intento no reírse, pero era imposible por la cara que tenía su hermana, repasando el plan que habían hecho, intentando buscar una falla– no tienen pruebas– dijo finalmente Talia mirando hacia el espejo, esa cosa servía solo para poner nerviosa a la gente, pensar que del otro lado podía estar... tu madre, el mismo papa, incluso el presidente, pero solo era eso, artimañas para que las personas perdieran la cabeza y finalmente su mente terminará cediendo.

Incendiaron un barrio– no era una pregunta, era más una afirmación.

no se de que hablas– murmuró cruzandose de brazos, dejando caer su cuerpo sobre el respaldo de la silla, no había delito sin pruebas, no había condena sin testigos.

Confuced MemoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora