Mercadeando

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¡Diablos, Diablos! ¿Cómo se había metido en esa situación? La única manera de salir de ella era salir corriendo, pero... allí estaba, atrapado en medio del pasillo principal, inclinado hacia atrás evitando el "pago" de la apuesta.

Esta vez su mundo no se detuvo por un beso, el reloj se había descompuesto por rechazar un beso de Lydia ¡La jodida chica más linda del instituto!

¡Frente a toda la maldita escuela! 

Stiles sintió una descarga recorrer toda su espalda, desde su nuca hasta perderse debajo de la cintutilla de su pantalón, Lydia estaba con los ojos completamente abiertos, viendo perpleja las manos sobre sus hombros que le impedían acercarse.

¿Le estaba rechazo? ¿Ese niño de mierda le está rechazado? ¿Por qué? Está segura que se lavo los dientes, además era el mismo chico que le pedía un beso apenas unos días atrás ¿Ahora le rechaza? Pues quién se creía para hacerle eso ¿Acaso no la había visto bien?– ¿Stiles?– pregunto la pelirroja alzando una ceja.

Stiles sintió el peso de las miradas sobre él, con lo que le gusta ser el centro de atención ¿En serio estaba haciendo eso? No podía ser alguien normal– No– respondió antes de salir corriendo del lugar.

Era imposible, no lo había hecho ¿Verdad? Era un sueño, pronto despertaría, pronto lo haría, debería ser un sueño ¿Lo era verdad? Era uno donde se convertía en pesadilla, el rechazando a Lydia, puff por favor, era su momento no iba a desperdiciar una oportunidad como esa.

Era ¡Lydia Martín! Ni en sus más profundas pesadillas había soñado con rechazarla, siempre sucedía al revés, era ella la que lo humillaba  frente a toda la escuela y claro por algún motivo siempre terminaba desnudó.

Espera...

Stiles paro su huida dirigiendo su mirada hacia su pecho, comprobando que esta vez tenía ropa, pantalón, camiseta hasta tenía sus tenis– ¡Rayos!– grito llevando sus manos a cada lado de su cabeza, eso debería ser un sueño, un maldito sueño.

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Demasiada miel– Peter alejo su plato al escuchar a Derek suspirar por décima vez en los diez minutos que llevaban en el comedor– me va a dar cólera– dijo levantandose de su lugar– o peor aún...– dijo saliendo a pasos fuertes– se me van a caer las pelotas– el lobo sonrió ligeramente al salir de la habitación, la verdad era que se alegraba (pese a que su broma no había salido bien) por su sobrino, al menos un Hale debería poder gozar en plenitud su amor.

Derek recargo su cara sobre su mano, soltando otro suspiro aún más largo y dulce que los anteriores, aún puede sentir sus labios, eran justo como los recordaba, cálidos, suaves y con ese sabor a miel.

Peige tenía ese sabor a chocolate amargo del cual nunca pudo acostumbrarse, la había escogido a ella como su compañía, agradece el tiempo que duró, recordando que parte de su inexperiencia fue quitada por ella.

Puede decir que gracias a que fue marcado por su sangre conoció a la persona más inusual, idiota e irrepetible del planeta. Derek soltó un suspiro menos dulce al recordar a Stiles, ese hombre que se había llevado parte de su virginidad y como si fuera poco le hace la jugada de regresar a él como un mocoso.

Confuced MemoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora