Capítulo 20

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¡Después de mil años, he vuelto! Woooooooooo ok ya e.e

En serio lamento muchísimo haberme desaparecido todo este tiempo, pero tengo una buena excusa esta vez... más o menos :P para quienes no sigan mi fanpage, la razón por la que no actualicé en todo este tiempo es porque me inscribí al concurso de Oz Editorial el cual consistía en enviar una novela que participaría para ser publicada en físico y digital e.e hasta ahora los resultados aún no se han dado (se supone que será en esta semana), así que crucemos todo lo que tenemos para traer la suerte a nosotros XD ok ya...

Esa fue la principal razón por la que no actualicé como dije que haría en vacaciones antes de que terminara el año, la segunda razón por la que no actualicé iniciando el nuevo año es porque... bueno, emm, tenía un bloqueo creativo, cerebro fundido, flojera, inicié nuevo semestre en la universidad y mi vista ha empeorado (de hecho justo ahora mis ojos arden como el infierno)

En fin, dejaré de lado las excusas... disfruten el capítulo y nos leemos al final.

¡Oh, pero primero! Una aclaración, recuerden que los *O*O*O* son para separar escenas y los . son para separar un flash back de una escena normal. Les digo esto porque en este capítulo hay mucho intercambio entre flash backs :P en realidad espero que sea claro al momento de leerlo, porque siento que ha quedado raro, en especial uno de los dos flash backs que se manejan ._. En fin...

Nos leemos al final.

-.-.-.-.-


El crepitar de la fogata frente a ellos y las constantes risas de los gemelos era lo único que se escuchaba en el lugar, el lejano golpear de las olas contra el exterior rocoso de la cueva era como un arrullo que viajaba entre el viento y la oscuridad.

—Debes admitirlo, fue divertido—Insistió entonces la pelirroja aun gruñón Patapez que se abrazaba frente al fuego procurando secar pronto su ropa húmeda por la pasada broma del par de hermanos—. Además, te hacía falta un baño—Bromeó.

—Muy graciosa—Murmuró arrojándole la tela húmeda con la que había secado su cabello minutos atrás—, pudiste haberme ayudado—Reclamó entonces con un puchero infantil.

—Eso habría acabado con la diversión—Se encogió de hombros devolviéndole el paño de la misma manera en la que él lo hizo en primer lugar.

El rubio estuvo a punto de replicar nuevamente para defender su integridad ante su amiga y los hermanos que seguían burlándose a costa de su desdicha, pero nada de eso pudo suceder gracias a la pronta llegada de la pareja que se deslizaba con rapidez por el estrecho y húmedo camino de roca desde el exterior de la cueva.

Tanto Patapez como Kaira notaron la cercanía entre el castaño y la guerrera, además de la discreta unión de manos que se apresuraron a romper en cuanto estuvieron cerca de ellos. La pelirroja sonrió para sus adentros al descubrir que sus consejos fueron escuchados y su objetivo había logrado cumplirse entre ellos.

—Tenemos problemas—Habló entonces el de ojos verdes en cuanto sus pies tocaron la tierra firme de la cueva.

Esa simple revelación acabó con su alegría, alertándola al igual que al resto.

— ¿Qué clase de problemas?—Quiso saber, nerviosa y curiosa al mismo tiempo.

Aunque tenía una vaga idea de lo que podía estar por ocurrir, necesitaba confirmar sus sospechas.

— ¡Algo se aproxima!—Escucharon gritar a Patapez quien señalaba la entrada de la cueva donde, a través de la niebla que se había acumulado en el exterior, podía verse avanzar una sombra hacia ellos entre la oscuridad.

La Última EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora