Capítulo 4

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Soy pésima cumpliendo mis promesas :C pero prome... no, mejor no prometo nada. El capítulo se me fue de las manos y no sabía cómo parar...

Retiro lo dicho en el capítulo anterior, ESTE es el capítulo más largo que he escrito hasta ahora.

Pero bueno, no los detendré más tiempo.

¡Hago aclaración! Este capítulo esta situado justo entre la escena de la carrera y la escena final del encuentro de Astrid con los encapuchados del capítulo anterior. Sentí que hubo un poco de confusión al respecto y pues, espero que con este capítulo se aclaren un poco las cosas, y también con el siguiente que será continuación de este... ¡Aclaración numero dos! Recuerden que lo que esté en cursiva son flash backs...

Veamos si logran descubrir el significado de "Pasado y presente se encontraran" y "Un antiguo aliado volverá"

-.-.-.-.-.-

—Vamos, vamos... ¡SI!—Exclamó con entusiasmo al ser los primeros en llegar—. ¡Eso es!—Celebró acariciando el cuello de su amigo.

Segundos después ellas llegaron. —Suerte de novato—Susurró ella al ver al castaño tan feliz—. De no ser porque Tormenta se distrajo les habríamos ganado—Se excusó.

Dejavú pensó Hipo.

— ¡En tu cara Thorey, te hemos ganado!—Le dijo al verla llegar junto a su yegua.

—Suerte de novato—Fue lo que esta dijo mientras bajaba de la yegua—. De no ser porque Sia se asustó con esa serpiente, ten por seguro que les habríamos ganado ¡Y POR MUCHO!—Aclaró.

—Tu hermana dijo lo mismo la primera vez que le ganamos—Mencionó con una sonrisa melancólica.

—Era la excusa que siempre usaba cuando me ganaba—Confesó Astrid de igual forma compartiendo tanto sonrisa como mirada con él.

Durante varios segundos permanecieron en silencio hasta que ella decidió romperlo.

—Bueno, hemos llegado—Fue lo que dijo señalando con la cabeza la pequeña construcción junto a ellos antes de bajar de Tormenta y, seguidamente, ayudar a Hipo a hacer lo mismo.

—Y ¿A dónde se supone que hemos llegado?—Preguntó curioso apoyándose en Astrid al bajar aún sin notar la construcción que se elevaba frente a él.

—Aquí es en donde los Burglars hacían sus armas—Explicó.

— ¿Lo dices en serio?—Los ojos verdes de Hipo se abrieron en toda su plenitud al escuchar tales palabras y más aún cuando prestó atención al lugar en el que se encontraban.

—Claro. ¿A caso te parezco del tipo de persona que hace bromas?—Interrogó con un brillo divertido en sus ojos al ver la reacción nerviosa que provocó en el castaño quien obviamente no respondió. —. Vamos, qué esperas hay que entrar—Comenzó a avanzar hacia la entrada de la construcción seguida por Hipo quien avanzaba con torpeza con ayuda del soporte de madera.

—Realmente se parece a su hermana—Murmuró Hipo creyendo no ser escuchado por la rubia quien, al hacerlo, no pudo evitar sonreír ante tal comparación. —Wow—Exclamó al entrar al lugar—. Luce más grande por dentro. Mucho más grande que la de Berk.

Y tenía razón, ese lugar tenia de todo. Había estantes de madera en las paredes llenos de herramientas, desde martillos hasta pinzas de todos los tamaños posibles; barriles y baúles repletos de hierro en su estado más puro. Armas de todo tipo adornaban las paredes de piedra del lugar, tan brillantes y afiladas listas para ser usadas. En el centro había una larga mesa llena de hojas de pergamino viejas y más herramientas, así como varias armas rotas que no lograron ser reparadas. Y en un rincón, la fragua de roca y hierro manchada de negro por el uso excesivo que le dieron en su momento.

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