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"¿Cómo vas a volver a empezar en un Nuevo Mundo si traes contigo, en el barco, todos los problemas, frustraciones y desigualdades del Viejo Mundo?"–Cómo Sobrevivir a una Tempestad de Dragones, Cressida Cowell.•
La brisa marina golpeaba sus rostros salpicándolos con agua salada de vez en cuando. Los gobernaba un silencio que era roto únicamente por el sonido de las olas impactando contra las rocas de la playa.
Con ayuda de esas mismas olas, un pequeño barco de madera se mecía en la costa, alejándose lentamente de ellos hacia el horizonte coloreado de naranja y rosa gracias los últimos rayos del Sol.
El olor de la madera quemándose en la pequeña hoguera frente a ellos los mantenía atados a la realidad en la que se encontraban; un par de pasos atrajeron su atención marcando el inicio de aquél evento en el cual ahora formaban parte.
El hombre tras ellos carraspeó en un intento de parecer fuerte al hablar.
Inhaló. Exhaló. Y las palabras comenzaron a fluir.
—Que las valkirias te den la bienvenida y te guíen por el gran campo de batalla de Odín...
Su voz resonó en el lugar incrustándose en el pecho de todos, obligándolos a encender en la hoguera las flechas que dentro de poco tendrían que usar. Uno a uno, se posicionaron con las miradas fijas en el barco y las manos aferradas sus arcos de madera.
—Que canten tu nombre con amor y furia para que lo escuchemos alzarse desde las profundidades del Valhalla...
Continuó el rubio a la par en que preparaba su propia flecha con una única imagen en su mente, la de aquél al que ahora despedían, firme y sereno regalándole una sonrisa cargada de confianza.
Nunca pensó que algo como eso fuera a ocurrir. A pesar de la situación que por tanto tiempo vivieron en el reino, jamás pensó que de entre todas las personas él tendría que morir. Y a pesar del tiempo que pasara, sabía perfectamente que no podría aceptarlo, comprenderlo ni superarlo nunca.
—...Y sepamos que has tomado el lugar que te corresponde en la mesa de los reyes.
¿Cómo vivir con algo como eso?
Era algo que ninguno de los presentes sabía con exactitud.
Ahora tenían paz, Berk era libre de nuevo. Su lucha, su sacrificio, la vida y la muerte... Nada de eso fue en vano.
Pero aun así dolía... Dolía demasiado. Todo aquello que decidieron ignorar, las emociones que habían estado conteniendo, todo eso al fin se había liberado abriendo las puertas a la cruel realidad, esa en la cual el peso de las pérdidas caía sobre todos, dejando en claro que a pesar de que eran libres, la vida de ninguno en Berk sería la misma.
En toda guerra hay pérdidas, es imposible que no sea así y eso es algo que todos sabían. Pero esta en particular dejó cicatrices tan profundas que les costaba creer que algún día se fueran a desvanecer.
No era posible, nunca lo sería. En especial cuando, justo ahora, se despedían de uno de los suyos.
—Porque ha caído un gran hombre...—recitó las últimas palabras sintiendo como lentamente el nudo en su garganta regresaba y las lágrimas luchaban por escapar—, un guerrero, un jefe tribal...
Su voz se rompió y a sus oídos llegó el primer sollozo de la persona que, hasta ese momento, se había mantenido firme frente a él.
—Un padre...
La última flecha se encendió y fue colocada en posición sobre el arco ahora tenso en manos de quién, por decisión propia, sería el primero en disparar.
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La Última Esperanza
FanfictionElla es la última del clan Burglar. Él es el heredero de un reino caído. Ella busca venganza por la derrota de su gente y por la muerte de su hermana. Él busca venganza por la destrucción de su reino y la muerte de sus padres. Ella le salvó la vida...