Capitulo 9: Interrogatorios.

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¿Eso era legal?

Jane se estaba empezando a sentir incomoda con Julian a su lado.

¡Había desconectado las malditas cámaras! ¿Era capaz de matar a Ian? ¡No lo conocía! Le resultaba inquietante no tener la mínima idea del límite de su compañero. No se equivoquen. Ella también tenía ganas de matar a Ian. Dolorosamente. Pero sabía que no lo podía hacer. La ética lo impedía. La ética apestaba.

―No te atreverías ―La ronca y presumida voz de Ian buscaba la muerte.

Julian impertérrito sacó de su bolsillo la navaja que cortaba ropa como un cuchillo caliente a la mantequilla. Como suponía también debía cortar la piel. Era la misma navaja afilada que había usado con ella hace dos días, el arma blanca bailo entre los largos dedos de Julian mientas Jane observaba de brazos cruzados la escena.

―¿Estás seguro? ―Julian se acercó al detenido y bajó su rostro hasta quedar frente a frente―. No eres nada. Si te mato a nadie le importara. Eres escoria... ¡Le haría un maldito favor a la humanidad!

Era normal intimidar a los detenidos. Jane siempre lo hacía. Pero el lenguaje corporal del agente señalaba que no jugaba. Viendo las ganas de Julian de clavarle la navaja le tocaba intervenir. ― Muy bien. Hora de hablar. Suéltalo ya y te ahorraras mucho dolor.

Ian levantó la vista hacia Jane y soltó una carcajada. ―¡No diré ni mierda! Soy una maldita tumba y no hay manera de que me hagan hablar.

Jane se masajeó y movió el cuello a ambos lados tratando de relajarse. No funciono. Bruscamente con un puño tomó del cabello a Ian y llevo su cabeza atrás con un fuerte jalón. ―De acuerdo, tumba... ¿Dónde cojones podemos encontrar a Tony?

Ian chasqueo la lengua.

―Tranquila. No te preocupes por eso ramera. Tony te encontrara a ti ―esa sonrisa sádica le estaba agotando la paciencia.

―De acuerdo. Todo tuyo― Jane liberó a Ian y se separo unos centímetros dejándole el trabajo sucio a su compañero. Julian asintió complacido.

―Se acabo mi jodida amabilidad ―gruñó Julian y clavó la navaja con fuerza en la pierna derecha de Ian. Un estridente grito lleno la pequeña habitación.

**

Punto de vista de Jane.

Cuando vi que Ian se había desmayado no me sorprendí. De hecho se había tardado. Su sangre estaba esparcida por los azulejos del suelo y su ropa empapada de carmesí.

―Maldita sea ―resopla Julian sacando la navaja por tercera vez del mismo lugar de la pierna de Ian―. Necesito ir a tu oficina.

¡Claro que iríamos a mi oficina! Me iba a escuchar ese infeliz. ¡Había cagado el interrogatorio! ¡Ian desmayado y casi muerto no nos servía de nada!

Abrí la puerta furiosa emprendiendo mi camino a la oficina y me lleve una sorpresa al ver varios compañeros allí afuera, curioseando. Los gritos supuse los habían atraído como las polillas a la luz. Eric, Marcus y otro policía cuyo nombre no recordaba tenían los ojos clavados en mi estoico rostro.

―Stevens... ¿Acabas de matar a un sospechoso o son ideas mías? ―pregunta Marcus.

―Sí, Jane. ¿Quién era? ―secunda Eric.

―¿No tienen nada que hacer? Tengo mucho papeleo pendiente si buscan oficio... ―resoplo cruzándome de brazos.

―Solo queremos saber qué método usaste para que gritara de ese modo. El edificio completo lo escucho ―explica Eric y luego me guiña un jodido ojo.

Mi Chica RudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora