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Dos semanas

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Dos semanas. Habían transcurrido dos semanas desde que tomé la firme decisión de distanciarme de mis dos mejores amigos. Sin lugar a dudas, resultaba tedioso el tener que buscar excusas para evitar reunirme con ellos durante el almuerzo o al terminar las clases. Aunque, cuando ellos no estaban juntos, parecía controlar mis emociones mucho mejor. 

Con Alya resultaba fácil, bastaba con cambiar el tema cuando intentaba hablarme de Adrien y de lo mucho que le encantaba cada vez que tenía oportunidad de hacerlo. Mientras que con él... Apliqué una nada justa ley del hielo y joder, aunque era consciente de ello, el que hubiese roto su promesa me tenía realmente molesta.

Aún así, me había acostumbrado a verlos juntos por todos lados como la pareja que formalmente ya eran, pero, tenerlos cerca... Me superaba por completo.

Admito que los primeros días fue algo difícil de asimilar. Pero después decidí dejar de tomarle tanta importancia a ese asunto, enfocándome en estudiar para ganar una de las becas en Londres, las cuales, lucían más tentadoras que nunca.

Y no, no lo decía por el apuesto chico rubio del otro día... O al menos, eso intentaba creer.

—¡Marinette! ¡Se te hará tarde!  —gritó mi madre desde las escaleras que daban a mi habitación.

—¡Ya voy!  —respondí a la vez que me sujetaba el cabello en un par de coletas, para después lanzarme sobre mi cama en busca de mis audífonos y el cargador de mi celular, los cuales metí con prisa en mi mochila.

Ya con todo listo, bajé a toda la velocidad posible hacia la cocina donde mi madre me esperaba con el desayuno servido, avena con nueces y una malteada de vainilla.

—¿Te quedaste despierta hasta tarde otra vez?

Aquí viene el sermón...

—Estaba viendo una serie anoche y...  — Bebí de un solo trago casi toda mi malteada —Bueno, me dije "Un capítulo más " y terminé viendo toda la primer temporada.

Mi madre rodó los ojos.

—Recuerda que ahora usas el transporte público, no tienes que confiarte.

—Lo sé, lo sé —Comí la avena lo más rápido que pude —Mmmh...  Esto está muy bueno.

Mi madre sonrió y acaricio mi mejilla con su dedo.

—¿Ya estudiaste para los exámenes finales?

Asentí.

—Estoy decidida a ganar una de esas becas.

Mamá se acercó a mí para besar mi mejilla.

𝐒𝐂𝐀𝐑𝐘 𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐕𝐨𝐥. 1 & 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora