¿Pueden dos mejores amigos arriesgarse a perderse el uno al otro por darle paso al amor?
Adrien y Marinette son amigos desde que eran unos inocentes y tiernos niños. Crecieron juntos y su amistad se fortaleció, volviéndose prácticamente inseparable...
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—¡Te lo dije! ¡Marinette te ama! —exclamó mi madre con evidente emoción. Avergonzado, desvíe la mirada a un lado mientras que Catlyn terminaba con su malteada.
No me sorprendía en lo más mínimo que Sharon la hubiese invitado a desayunar, después de todo, ellas dos parecían quererse mucho, además de tener un montón de cosas en común. Aun así, no lograba acostumbrarme a la idea de una media hermana, mucho menos una tan extraña como ella.
—¿De verdad no te habías dado cuenta? —murmuró Cat, descansando la mejilla sobre su palma —. Si que estás ciego, Marinette está loquita por ti.
—Bueno… Ahora lo sé.
—¿Y te basta con saberlo? ¡Tienes que hacer algo!
—¿Crees que no lo he pensado? ¡Claro que lo haré! —Me froté el rostro, pasándome luego las manos por el cabello —. Es solo que… Estoy muy nervioso.
—¿Tú? ¿Nervioso? Eso sí que es extraño. —comentó mi madre, dando un sorbo a su café —. Mari te ha dicho que te ama, solo tienes que armarte de valor y decirle lo que sientes por ella.
—No se trata solo de eso, Marinette es una chica demasiado romántica, sentimental… Y si voy a decirle cuán enamorado estoy de ella, quiero que el momento sea inolvidable para ambos.
—¿Eso es lo que te preocupa? —preguntó Cat en medio de una risita —. Debiste decirlo antes, nosotras te podemos ayudar.
—¿De verdad?
Tanto ella como mi madre asintieron, evidenciando en sus miradas un ápice de travesura mezclada con ternura.
—Hoy es su baile de graduación ¿Cierto? —preguntó mi madre, jugando con un mechón de su cabello.
—Sí, aunque se suponía que iría con Alya, pero después de que terminó conmigo anoche… —Me rasqué la nuca, bajando la mirada a mis pies—. Ya no tuve oportunidad de invitar a Marinette.
—¿Y qué estás esperando para hacerlo? ¡Llámale!
—¿Llamarle? —Tomé mi celular, mirando la pantalla en un estado abstraído —¿Y si ella sigue dormida?
—¿Cómo vas a saberlo si no la llamas?
—Bueno, no me gustaría incordiarla o…
—Ugh. Además de ciego, lento. —comentó Cat, arrebatándome el celular —. ¿A qué hora te parece bien pasar a recogerla?
