O2

19.9K 1.2K 2.2K
                                    

El cómo había conseguido que Adrien aceptara llevar su promiscuo trasero al salón de clases a pesar de su insistencia por tomarse el día libre era una sorpresa incluso para mi

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El cómo había conseguido que Adrien aceptara llevar su promiscuo trasero al salón de clases a pesar de su insistencia por tomarse el día libre era una sorpresa incluso para mi. Probablemente, el hecho de negarme a desayunar algo a menos de que asistieramos a la preparatoria tenía algo que ver.

— ¿Dónde demonios estaban?  — Preguntó Alya mientras enarcaba una ceja sobre sus gafas, su tono destilaba molestia y un ápice de curiosidad.

Siendo consciente del sermón que se aproximaba, me limité a encojerme de hombros mientras tomaba asiento a su lado. Adrien por su parte, se asentó en el lugar frente a mi y girando un poco su torso, recargó uno de sus brazos sobre el respaldo de mi mesa mientras sus juguetonas esmeraldas se posaban sobre mi mejor amiga.

— Follando, nos hiciste falta. 

Agh, asco.  

— Como si yo fuera a creerte eso, Agreste. —Reprochó Alya mientras él soltaba una risotada.

Él sonrió de lado, enviándole un beso para finalmente girar y comenzar a revisar su celular a la vez que yo sacaba mi cuaderno para tomar las notas de la clase que perdí. Alya por suerte me ofreció las suyas. 

Mis dedos acariciaron las blancas hojas adornadas junto a aquel característico boli azul de tinta. Sus notas eran tan pulcras, ordenadas y fáciles de entender como siempre. La dedicación de Alya nunca dejaría de sorprenderme. 

— Luces cansada... ¿Pasó algo? — Preguntó mi amiga junto a un semblante de sincera preocupación.

Negué sin atreverme siquiera a despegar la mirada de mi cuaderno. Leía, escribía, memorizaba y copiaba, intentando así enfocar mi mente en algo productivo y no en el dolor que seguía latente en mi pecho, al menos así fue hasta que sentí como alguien caía al suelo justo a mi lado, sosteniéndose firmemente a mi pierna con una de sus manos y, cuando me fijé en la adolorida mirada que aquellos malditos azules irradiaban, toda la angustia que había intentado ignorar se hizo más presente que nunca al reconocer a Nath.

— ¡Mierda Agreste! — Refunfuñó y se levantó con rapidez para encarar a mi amigo quien fingía ignorarlo mientras centraba su atención en su celular. 

Nath bufó, recogió sus cosas y pasó de largo a mi lado. No sin antes darse el lujo de ignorarme por completo, a pesar de que su mano había apretado mi pierna con fuerza, a pesar de que mi corazón dió un salto descomunal dentro de mi pecho ante su tacto.

Suspiré e intenté volver a centrarme en mi cuaderno, sin embargo, las lágrimas que había contenido hasta entonces brotaron de mis ojos sin previo aviso, aterrizando sobre las hojas de mi cuaderno, dejando sus húmedas huellas en éstas. 

Las limpie con la manga de mi suéter tan rápido como pude, al mismo tiempo que sentía como mi celular vibraba en mi bolso. 

Me apresuré a sacarlo y la angustia se tornó un poco más ligera al ver su nombre en la pantalla, era Adrien.

𝐒𝐂𝐀𝐑𝐘 𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐕𝐨𝐥. 1 & 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora