—Promete que vendrás a mi fiesta… —susurró Chloe, haciéndome soltar un largo suspiro. Comenzaba a sentirme harto de su insistencia, además ¿Cómo demonios había conseguido mi número?
Normalmente, habría accedido sin dudar, después de todo, ella era conocida por su amplio círculo social y, tal y como yo mismo lo había presenciado más de una vez, también hacía las mejores fiestas de toda la preparatoria.
Sin embargo, mis ánimos no eran los mejores y, a pesar del buen ambiente que alcanzaba a escuchar a través de la bocina de mi celular, tenía cosas más importantes en mente, cómo encontrar una solución a todo el embrollo en el que me había metido.
—Ya te lo dije, no podré ir —mascullé, Chloe bufó.
—Marinette te convenció de rechazarme ¿Verdad?
—¿Qué? Claro que no.
—¿Entonces? ¿Te niegas a venir porque no invité a tu noviecita?
—Por milésima vez, no —suspiré, frotándome el rostro con una mano —. Tengo que ayudar a mi madre con unas cosas y…
—¡Pero si la fiesta apenas ha comenzado! ¡Tienes tiempo para venir!
—Lo siento, pero no podré. Que disfrutes de tu fiesta.
Y sin darle oportunidad de reprochar, colgué.
Ni yo mismo comprendía qué había pasado conmigo. Cómo había pasado de involucrarme con las chicas más hermosas, de acudir a cuanta fiesta me invitaran o de importarme muy poco lo que el resto pensara de mí a ponerme límites e intentar hacer las cosas bien. Y, aún cuando era obvio el motivo, me costaba reconocerme a mí mismo.
—Marinette… —susurré y el recuerdo de aquella charla en el gimnasio, de su acelerado palpitar al tenerme cerca, sus adorables sonrojos y el brillo tan intenso en su mirada incrementaron mis esperanzas aún más.
Yo la amaba, no había duda de eso y algo dentro de mí me decía que esa chica de preciosos ojos azules me amaba con la misma intensidad. Sin embargo, no me bastaba con sentirlo, mucho menos con saberlo, yo necesitaba escucharlo de ella, que sus bonitos labios me lo confirmaran y de paso, me besaran por mero capricho y necesidad.
¿Y si voy a verla y se lo pregunto de una buena vez?
Bueno, eso era una opción, si confirmaba que aquello que Alya dijo era verdad... El revelar mis sentimientos a Marinette sería realmente fácil. Bien, no es que quisiera que fuera fácil, es solo que... Tenía miedo, miedo a no ser correspondido, miedo a joder lo que quedaba de nuestra amistad, miedo a este amor tan intenso que sentía hacia ella.
Suspiré, me levanté casi de un salto de mi cama y bajé a toda velocidad hacia la sala, Sharon veía una película recostada en el sillón, según pude distinguir se trataba de "Destino final 3"
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𝐒𝐂𝐀𝐑𝐘 𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐕𝐨𝐥. 1 & 2
Romantizm¿Pueden dos mejores amigos arriesgarse a perderse el uno al otro por darle paso al amor? Adrien y Marinette son amigos desde que eran unos inocentes y tiernos niños. Crecieron juntos y su amistad se fortaleció, volviéndose prácticamente inseparable...