Desperté a Sam, le coloqué su collar y nos fuimos a pasear. Eran las 5 de la mañana y no podía dormir. En la calle solo habían algunas ancianitas limpiando la vereda pero fuera de eso, nadie más.
Me molestaba no poder dormir pero más me molestaba pensar, por eso buscaba algo para entretener mi mente y no hacerlo. En otra circunstancia lo habría hecho con algún libro pero lo cierto era que los últimos tres que había sacado de la biblioteca ya los había leído. Así que la saqué a pasear; bueno ciertamente ella me sacó a pasear a mí. Sam simplemente caminaba y yo la seguía, dejándome llevar, e íbamos a parar donde el destino dijera, y luego tratábamos de volver por donde habíamos venido. Era entretenido, o al menos más que estar en mi casa sin hacer nada. Al menos más sano que pensar.
Mientras estábamos caminando sentí como me llamaban de atrás. Me di vuelta tratando de ver de quién era esa voz. Y lo vi, era él. Por un momento me quedé inmóvil, paralizado, petrificado ante él. Luego comprendí lo que tenía que hacer. Irme, rápido, lo más rápido que pudiera de allí. Paul no me podía alcanzar pero tampoco tenía que parecer asustado, aunque en realidad lo estuviera. Comencé a caminar rápido, para el lado contrario de Paul. Él empezó a llamarme: “Josh” decía en tono provocador. “Josh no corras, no quiero hacerte daño” Su voz era rara, mejor dicho, su tono de voz. Parecía que en serio quería que fuera con él, que no me iba a hacer daño, pero en realidad lastimarme era lo único que quería. Como siempre.
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De eso se trata.
Teen FictionJosh tiene 16 años. Su madre muerta y un padre que no conoce. Tiene que empezar las clases con Paul, su acosador. Y su único amigo es Sam, su perro. 16 años, tanto dolor, tanto sufrimiento... tanta mierda. Pero bueno de eso se trata la vida, ¿no?