Me levanté de la siesta.
*15 llamadas perdidas de Jennifer*
Definitivamente había pasado algo, pero no tenía crédito (ni ganas) para llamarla así que saqué a pasear a Sam.
Dimos varias vueltas como solíamos hacer, hablando de la vida, mirando el paisaje o simplemente caminando.
Sí, hablaba con un perro y no, no me parecía raro. Para mí era lo más normal del Mundo, yo hablo para descargarme no para recibir un consejo o algo así, para eso ya tenía a Jennifer. Aparte prefiero hablar con un perro que no me entiende (aunque creo que a veces sí lo hace) antes que hablar con una persona que finge comprender y en realidad ni escucha.Cuando volví a mi casa un par de horas después vi a alguien parado cerca de la puerta de entrada, y eso no me agrado para nada. Era un poco más alto que yo, castaño oscuro con ojos marrones. Dentro de todo, era apuesto. Llevaba puesto un buzo gris que le quedaba largo en las mangas, un jeans azul apretado y tenía un arito. Me dio una primera mala impresión, parecía buscar algo o a alguien. Parecía un chico rebelde, que sigue sus propias reglas, que nada le afecta.
Parecía feliz, y creo que lo odiaba por eso.
Llegué a mi apartamento y abrí la puerta. Él me miro con una ceja levantada, evaluándome. Y cuando estaba a punto de entrar me agarró del brazo y me hizo girar.
-Tú eres Josh ¿no es así? -dijo amigablemente.
-¿Y tú eres…? –respondí librándome de su brazo.
Estaba a la defensiva, pero no sabía por qué.
-Hola soy Max, tu nuevo compañero. -se presentó con una sonrisa. -¿Me dejas ver mi nuevo apartamento?
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De eso se trata.
Teen FictionJosh tiene 16 años. Su madre muerta y un padre que no conoce. Tiene que empezar las clases con Paul, su acosador. Y su único amigo es Sam, su perro. 16 años, tanto dolor, tanto sufrimiento... tanta mierda. Pero bueno de eso se trata la vida, ¿no?