Era para eso que la infeliz de Jennifer me había llamado, para avisarme que había violado mi privacidad llamando a un tutor por más que le había rogado mil veces que no lo hiciera.
En mi pequeño mundo yo era feliz con Sam. ¿Porque nadie podía entender que yo era feliz estando solo? La poca felicidad que había tenido y construido a lo largo de dos años, había sido invadida por un tal Max.
-¿Jennifer te obligo a venir? -dije ya adentro de mi apartamento.
-Sí, dijo que estabas muy solo.
Revolee los ojos. Los odiaba, odiaba a todos. Excepto a Sam y mi madre, a ellos no.
-Vengo del orfanato. -volvió a hablar.
Perfecto, lo que me faltaba, un chico de un orfanato.
-¿Tus padres? -pregunté indiferente.
-Ellos murieron cuando yo era muy chico. Tengo un hermano pero hace mucho no lo veo. Es más grande que yo, probablemente tenga familia. ¿Y tu familia?
No quería contarle nada a este tal Max, pero él me había contado todo sin rodeos y directo, así que tenía que hacerlo.
-Solo tenía madre y murió hace 2 años. Ahora vivo con mi perra Sam. -la señalé.
-Lo siento mucho. -dijo apenado mientras acariciaba a Sam.
Quizás había juzgado mal a Max, era bastante simpático.
-¿Cuántos años tienes? -me preguntó tratando cambiar de tema.
-16 ¿Y tú?
-18.
Hubo un silencio incómodo. Así que decidí ver donde podría dormir Max.
-Tendremos que comprar un colchón. -le dije por fin, de mala gana.
-Vayamos ahora, y de paso nos conocemos mejor. -me sugirió entusiasta.
¿Conocernos? -pensé.
-Si vamos a vivir juntos, tendremos que ser amigos, ¿o no?-dijo sonriendo.
Amigos. Me parecía una palabra muy drástica, podríamos ser conocidos o personas que se soportan, nunca llegaríamos a ser “amigos”. Para ser amigos hay que confiar, querer y cuidar. Yo no era así por nadie, solo por mí. No confiaba en nadie, no quería a nadie y no cuidaba de nadie. Lo siento, la vida me enseñó a ser egoísta, y hasta ahora me estaba yendo bastante bien siendo así.
-Ahora no puedo estoy ocupado. -dije cortante antes de irme a dormir al sofá.
Creo que esa palabra me había quitado los ánimos de todo.
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De eso se trata.
Teen FictionJosh tiene 16 años. Su madre muerta y un padre que no conoce. Tiene que empezar las clases con Paul, su acosador. Y su único amigo es Sam, su perro. 16 años, tanto dolor, tanto sufrimiento... tanta mierda. Pero bueno de eso se trata la vida, ¿no?