Capítulo 28

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   Abrí los ojos, habían un par de personas haciendo un círculo sobre mí, mirándome. Entre ellas Pia y Gunn.
-¿Cómo te sientes? –preguntó un guardia al verme abrir los ojos.
-Bastante… mejor, creo. –respondí atontado.
Ellos se rieron, y Gunn me ayudó a levantarme.
-Vaya, eres muy valiente. -me dijo Pia. –Gracias.
Tan solo me dejé pegar. -pensé. -¡Qué valeroso!
   Le devolví una sonrisa.
-¿Qué hora es? –pregunté alterado.
-Las 06:30, estuviste una hora y media inconsciente. –respondió Gunn.
Wow, una hora y media. Él en serio me había golpeado fuerte.
-Mierda. –me acordé.
-¿El colegio?
-El colegio. -respondí fatigado.
-Te llevaré. -me ofreció Gunn.
-No, deja. Yo lo llevo. –dijo Pia guiñándome un ojo y saliendo por la puerta.
Me subí a la moto con ella, pero dejé que usara el casco. Me llevó hasta mi casa, a tan solo unas cuadras, y luego a la escuela.
Cuando me bajé en la puerta del colegio, ella se sacó el casco y se bajó también.
-Gracias Pia, en serio gracias. -le agradecí dándole un beso en el cachete, como saludándola mientras me daba media vuelta sin esperar su respuesta.
-No, -dijo teniéndome del brazo para que no me fuera, girándome. -gracias a ti.
Luego de decir esto, ella me agarró con una mano la cara y se acercó hacia mí. Yo no me moví, no entendía qué estaba haciendo. Ella posó sus labios sobre los míos cerrando los ojos, yo seguía con los ojos abiertos incapaz de moverme; y me besó. Sí, mi primer beso.
No sé si ella quería hacerlo, me pareció más bien que lo hizo por “recompensa” de lo ocurrido en el bar hace unas horas. Tampoco sé si yo quería hacerlo pero lo hice.
-Chau, lindo. -dijo volviéndose a subir a la moto.
La saludé con la mano mientras ella salía de mi vista.
¿Qué rayos acababa de pasar? Mi primer beso. -pensé. Acabo de dar mi primer beso.
   Esperen; acababa de besarme una hermosa modelo mayor que yo, frente de algunos de mis compañeros de colegio y se sintió tan… insulso.
Seguramente yo lo había hecho mal. ¿Dónde estaban los fuegos artificiales? ¿Las mariposas en la panza? ¿Y la sonrisa en mi cara?
Siempre soñé que mi primer beso sería especial, hermoso e inigualable. Pero este beso fue tan... común. Lo único que sentí fue el asombro y los murmullos de algunos compañeros al verme con una chica tan hermosa como Pia pero fuera de eso, nada en absoluto.
Había sobrevaluado el primer beso, no era tan mágico como todos dicen.

Entré al curso, no habían ido muchos.
-Bueno chicos, ahora necesito que me pasen los trabajos que les dejé la otra clase. –dijo la profesora de Historia.
-Meli, ¿lo entrego yo o tú?
-Toma, me da igual. –dijo tirándome el trabajo arriba del banco.
Okay, ¿Quién no había tenido un buen día? Exacto, mi compañera de banco.
Fui a entregar el trabajo y volví hacia mi lugar. Ya que Melanie estaba de malas no tenía con quién hablar, no quería molestarla a ella.
En el recreo todos salen, hasta yo. Nadie se queda en el curso, porque van al baño, a comprar, a sacar fotocopias o simplemente a tomar aire. Pero esta vez yo necesitaba ir a buscar plata para la merienda que al fin y al cabo Paul me iba a quitar (aunque pensándolo bien, aún no lo había visto) así que tuve que entrar al curso.
Me sorprendió que allí dentro estuviera Melanie pero más me sorprendió que estuviera llorando. Pasé pero ella no me escuchó, ¿Qué le habría pasado?
Estaba nervioso, quería hacerla sentir mejor pero no sabía cómo. Haría una de las cosas que peor hago, improvisar.
-Oye Meli.-dije sentándome al lado de ella. -¿estás bien?
Claro genio, está llorando pero está perfectamente bien. -me reproché.
Apenas me escuchó ella levantó la cabeza de sus piernas, para mirarme. Luego se secó las lágrimas y me sonrió.
-Creí que nadie se quedaba en el curso en recreo. -dijo tratando de no llorar.
   Sonreí.
-¿Qué te pasa? –pregunté empático.
-Es que… -comenzó a decir. –nada no es nada. -terminó la frase luego de pensarlo.
No dije nada, y ella luego se paró así que yo la imité.
-Iré al baño a limpiarme la cara, ¿sí?
Quería hacer algo, que se sintiera bien pero supongo que yo no podía.
-Si necesitas a alguien, sabes que puedes contar conmigo. -dije como último recurso.
-Gracias. -dijo tirándose precipitadamente encima de mí para abrazarme.
La abracé, eso era lo que necesitaba. Creo que yo nunca había abrazado a nadie.
   Estuvimos unos minutos juntos y luego ella se hizo hacia atrás.
Ese gesto hizo acordarme a alguien, no sé a quién y tampoco sé qué pero me trajo recuerdos casi sepultados en mi cabeza. Recuerdos de alguien que pasaron tan rápido que no lo pude ver, casi como un dejavú. Quería entender que me había traído los recuerdos pero no podía. Luego lo comprendí, me acerqué a ella y la olí, casi como si fuera normal.
-Oye, tú perfume…-dije alejándome. -me hace acordar a alguien.
-¿A quién? -preguntó interesada y sonriendo.
-No lo sé. –respondí pensativo.
Ella se rio de mala gana.
-Todavía no lo entiendes, ¿no? -preguntó cansada.
-¿Qué cosa? –pregunté mucho más confundido que al principio.
El timbre tocó justo después de que yo hablará.
-Debo ir al baño, ¿sí? No… no des importancia a lo que acabo de decirte. –dijo como decepcionada.
¿Qué habrá querido decirme? No entendía que ocurría. Era obvio que ella sabía algo que yo no. ¿Pero qué? La verdad, no lo sé pero iba a averiguarlo.

De eso se trata.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora