Capítulo 11

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   Estaba aburrido y frustrado, así que me pondría a escribir.
   Todo el mundo dice que cuando alguien escribe estando triste, escribe mejor, más profundamente. Aunque mi estado de ánimo ya era algo constante, hoy me sentía un poco más decaído que de costumbre.
   Saqué mi computadora. La tenía hace casi un año y medio pero estaba bien cuidada. A la vez que tenía algo tan caro (para mí situación económica) no lo iba a romper.
   Me la compré yo mismo, con mi plata. Me acuerdo que en serio era muy costosa, y que me esforcé mucho para comprarla aunque solo la usaba para escribir y para algún que otro juego. Estuve meses comiendo poco y mal, y sin ningún otro gasto. Si en serio quiero algo, lo consigo, como sea. Recuerdo que no compré nada de ropa, ni las copias del colegio, no me iba en colectivo a ningún lado (iba caminando), compraba escasa comida, trabajé horas extras, no compré más libros (que compraba muy de vez en cuando) y lo que más me dolió de todo es que no compré más helado, eso sí compraba a menudo. Lo único que seguía comprando era alimento para Sam, solo eso; a él nunca le faltaría nada si vivía conmigo.
   También tenía que seguir pagando el colegio, la luz, el gas, el agua, etc; así que se me hizo muy difícil ahorrar.

   Así estuve unos 4 o 5 meses. Comencé a adelgazar mucho, a debilitarme mejor dicho. Terminaba muy agotado las semanas debido a que hacía doble turno y el colegio comenzó a llamar a mi casa porque no llevaba las fotocopias. Lástima que el único que estaba en mi casa para contestar era yo.
   Jennifer se dio cuenta de esto, obviamente. Me preguntó pero me daba vergüenza decirlo, así que termino deduciéndolo sola.
   -A ver, no estas comiendo bien, ni comprando las fotocopias en tu colegio, y hace bastante te veo con la misma ropa. -dijo ella pensando.
No respondí.
-Conociéndote diría que estas ahorrando o te quedaste con poca plata, ¿pero para qué o por qué?
-Oye, no saques conclusiones apresuradas, ¿sí?
Se quedó largo rato pensando.
-¿Quieres ir a algún concierto? ¿Eres adicto? ¿Perdiste una apuesta? ¿Eres alcohólico? ¿Te volviste adicto al juego? ¿Estás en alguna “pandilla”? ¿Alguien te está quitando la plata? ¿Tienes algu…
Y siguió así, hasta que me cansé que me acusará de drogadicto o alcohólico y le confesé todo.
Parecía aliviada. Creo que ella se esperaba algo mucho peor. Ya me estaba acostumbrando; el chico huérfano, depresivo y frío siempre era el conflictivo.
-Oye, ¿para que la quieres… tan de repente?
-La quería usar para… emm, escribir. -dije un poco avergonzado.
-Si es para eso, yo puedo poner lo que te falte, ¿quieres? -dijo sonriendo de oreja a oreja, en serio estaba muy feliz.
-¿Harías eso? Bueno… gracias. -dije sorprendido por su acción.
Ese día fui a la alcancía de mi casa para ver cuánto tenía ahorrado hasta ahora, y lamentablemente… Jennifer tuvo que poner más de la mitad. Lo sé, tanto esfuerzo para no llegar a tanto.
   Pero lo bueno es que lo conseguí; como siempre solía hacerlo.

De eso se trata.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora