Capítulo 65: La favorita

669 80 8
                                    

Luego de ese increíble desayuno con mamá y Rosie, Cassia y yo volvimos a casa de Diego. Como buen sábado cerca de la hora de almuerzo, el tráfico estaba un poquito complicado pero nunca tanto como en Santiago a toda hora; hay días en los que prefiero dejar el auto en el departamento y utilizar el metro que es más rápido pero a pesar de todo, no cambiaría por nada del mundo mi auto para siempre.

Estaciono y con mi hija en brazos me dirijo a la puerta, como ya es costumbre, la señora Tere me abre la puerta y cuando le pregunto si Edith está despierta me dice que sí y que tal vez le haría bien una visita de nosotras dos ya que amaneció un poco desanimada. No sé si yo sea la persona adecuada para subirle el ánimo a otra pero haría el intento por esta mujer tan maravillosa.

Subo la escalera y golpeo la puerta antes de entrar, sé que es probable que no me responda nada pero es su espacio y pienso respetarlo. Me acerco hasta los pies de su cama y ella sonríe al vernos, le acerco a Cassia para que deposite un pequeño beso en su frente y luego yo le doy uno también.

—Mis niñas —susurra, quedo un poco asombrada por lo débil que suena ya que nunca la había escuchado así—, ya me estaba preguntando cuándo vendrían.

—Sí, es que esta mañana hemos ido a visitar a mi mamá y Rosie mientras usted dormía.

—¿Todo bien por allá?

—Sí, todo perfecto. Mamá le manda saludos.

—Muchas gracias.

Ella cierra los ojos un momento mientras su respiración se escucha agitada, esta conversación tan corta la agotó de sobremanera por lo que creo que solo me quedaré en silencio acompañándola o contándole algo que no la obligue a utilizar sus fuerzas ahora que más las necesita. Le comienzo a contar sobre Cassia, todo lo que ha hecho en la guardería estos días y le prometo que le enseñaré alguno de los dibujos que ha intentado hacer. Edith escucha con atención, noto perfectamente cuándo se pierde y cuándo vuelve al mundo real, tomo su mano y hago que Cassia haga lo mismo; nos quedamos tantos minutos así que por un momento pienso que se volvió a dormir hasta que vuelve a hacer el intento por hablar.

—Ef... Effie.

Me levanto de golpe pensando que puede necesitar algo.

—¿Qué pasa? ¿Te duele algo? ¿Quieres que llame a la enfermera?

—Ya tengo una en frente mío.

—Todavía no lo soy, pero esperemos que pronto.

—Me recuerdas tanto a tu madre cuando tenía tu edad, hizo tan bien al criarte, te ayudó a convertirte en la mujer que eres ahora. La semana pasada vino casi todos los días, no se despegó de mi lado, creo que intuye que no me queda mucho tiempo.

Edith y mamá son mejores amigas desde que eran unas niñas, fueron al mismo colegio y a la misma universidad solo que a estudiar diferentes cosas. Vivieron juntas durante todos sus años universitarios y luego volvieron a Viña del Mar a trabajar. Mamá es la madrina de Javier, el hijo mayor de Edith y Edith es la madrina de Adam quien nació un par de años después, seguido de Diego a quien mi mamá también quiere como un hijo. Mamá intenta venir a visitarla tan seguido como puede y como es de esperar, está demasiado afectada ya que a estas alturas son hermanas.

—No digas eso.

—Es la verdad —desvía su mirada hacia Cassia—. Está un poco inquieta, ¿por qué no le pides a Tere que te la cuide un momento para que podamos hablar a solas?

Hago lo que me dice y luego de dejarla despedirse de mi hija, salgo a buscar a la señora Tere. Ella con su buena disposición de siempre acepta encantada y se va con Cassia mientras hace voces divertidas.

Cartas a BenjamínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora