Esta historia cuenta. Lo que siente y piensa un hombre de Dios su salvador.
Enrique después de ver y sentir en carne propia el verdadero dolor del alma, comienza a entender muchas cosas de la vida, que antes no solía ver...
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Con mucha confianza a Mójame y a su gran amigo Hali, Enrique acepto el trato de invertir en los negocios de Mójame. Y prestar su empresa para que sea la que reciba el dinero del negocio de los rusos.
En ese instante, Mójame le dice a Enrique:
— Serás mucho, pero mucho más rico desde ahora en adelante... ahora comencemos con firmar este convenio de mi empresa, con la tuya Enrique.
En ese momento. Hali le pasa los papeles a Enrique para que firme todos los documentos y le recuerda leer detenidamente los detalles de este trato, pero Enrique enceguecido por la ambición de volverse más rico, le dice:
— Estamos entre amigos y socios conocedores de los riesgos, si ustedes confían en que mi empresa está calificada, yo no voy a estar con desconfianzas con mi mejor amigo Hali.
Enrique extrañamente mira muy rápido los documentos, y les dice:
— ¿En dónde firmo?
Mójame muy ansioso le responde:
— Los recuadros pequeños de abajo.
En ese instante, Hali confirma que Enrique firmo todos los documentos, y les dice:
— Bueno muchachos, ya todo está resuelto, así que nos vamos a celebrar en lo grande.
Enrique con un cansancio repentino les dice:
— No muchachos, tengo que regresar a Medellín, extraño a mi mujer y mi hijo.
— Ya te alisto mi avión. Para que vayas a Colombia a reunirte con tu familia mi hermano.
— Gracias Hali.
Mójame con una gran sonrisa le dice a Enrique:
— Ya nos entendimos y firmamos el trato comercial. Solo espera que tu chequera crezca, y sigamos haciendo negocios y la próxima vez, si nos vas aceptar la invitación de irnos a divertir en esta maravillosa ciudad.
— Bueno, así será.
Enrique muy contento por su nuevo negocio, se despide de su mejor amigo Hali, diciéndole:
— Te espero en Medellín.
— Claro, claro, dentro de quince días iré a Medellín y Santa marta. Para nuevos negocios. Tú sabes que yo nunca me quedo quieto con el trabajo de buscar más socios.
Hali le vuelve a decir a Enrique:
— ¡Mira! Ya llego Arthur.
— ¿Quién es él?
— Arthur te llevara hasta mi avión.
— Gracias Hali, y gracias tú también Mójame, nos vemos pronto.
Enrique se sube en el vehículo muy lujoso de Hali, y se va para el aeropuerto privado de Hali.
Mójame y Hali al ver que Enrique se fue y firmo cuanto papel aparecía.
En ese instante, estos se ríen a carcajadas diciendo Mójame primero:
— Esto fue muy fácil, yo todavía no me las creo que tengo en Colombia empresa muy exitosa y también como lavar el dinero ruso que vendrá en cantidad.
Hali le dice:
— Tienes que agradecerme Mójame, te entregue no solo la empresa. Si no la amistad de Enrique, y eso vale:
Mójame le dice:
— Si, te recompensaré el doble de lo prometido, no te preocupes por eso.
Enrique llega al aeropuerto y de inmediato se sube al avión de Hali, y le expresa al piloto:
— Directo a Medellín Colombia, por favor.
En seguida, el avión comienza a despegar y a coger vuelo...
En ese instante, Enrique se alista para descansar por varias horas. Cuando de un momento a otro se acuerda de su hijo.
Después de varias horas viajando directo a Colombia, en ese instante el avión sobre vuela Argelia el país africano. Cuando el piloto le dice a Enrique:
— Señor, póngase el cinturón de seguridad, tenemos serios problemas.
Enrique abismado le contesta:
— ¿Problemas de qué? Si este avión es el más seguro del mundo, y además es de Hali.
El piloto le responde:
— No se señor, esto es muy raro, el avión se queda sin funcionamiento a cada momento.
En ese momento, la vida de Enrique giró 90 grados comenzando a pensar en su familia, y en todo lo que había hecho mal en Colombia con todas las personas que conocía. Los recuerdos del nacimiento de su hijo estaban a cada momento y cada segundo.
En ese instante, el avión vibra cada vez más fuerte...
El avión hace unos movimientos inusuales pasando por Marruecos y comienza a descender a 9000 pies de altura.
El piloto le dice a Enrique:
— Las turbinas no responden, la caída es inminente.
Enrique desesperado le grita, diciendo:
— ¡TRATA DE ENCENDER LAS TURBINAS! ¡HAS ALGUNA MANIOBRA PARA SALVARNOS!
En ese momento, Enrique que no savia que era orarle a Dios, comenzó hacerlo pidiendo perdón y otra oportunidad de vida para reivindicarse con todos.
En ese momento, las turbinas tratan de encender, pero al instante las dos explotan en pedazos cubriendo el avión en llamas...
