CAPÍTULO 98: ENFERMEDAD

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Después del gran alboroto que causo el loco en el local, Milenna y Cristian se quedan esperando la llegada de Enrique del restaurante.

En ese momento, Milenna se pone a leer el salmo 18, mientras Cristian está tratando de vender algo llamando a las personas que pasan para que entren al local.

Minutos después, Enrique trae la comida y por primera vez no cierran el local, para comer adentro.

Cristian les dice a los dos:

— Ustedes hacen una bonita pareja, los felicito.

Enrique y Milenna se sonríen después de tanta amargura que han pasado este día. Cuando Enrique comete un error al decir:

— Si no fuera por esta mujer, no sé qué sería de mí.

Milenna lo corrige diciéndole:

— Amor, te cuerdas que hace mucho tiempo te dije que no idolatres a nadie, primero Dios antes que nada.

Enrique cae en cuenta en lo que dijo y pide perdón a Dios en es ese momento, y dice:

— Yo conozco la palabra de Dios. Y aun así sigo diciendo esas cosas.

— Tranquilo primo, fue un error nada más.

Pasa toda la tarde y el único local que no se vendió nada fue el de Enrique y Milenna.

7:00 pm, llegan a casa muy cansados los tres. Cuando Gloria les dice a Milenna y a Enrique:

— Johan y Melissa estuvieron peleando todo el santo día.

De inmediato, Enrique le dice a Johan:

— ¿Qué sucede con Melissa?

— Quiero ver algo en la televisión y ella me la cambia.

— No quiero volver a escuchar que te has pelado con ella, si te portas bien, en estos días te daré una sorpresa.

— Quiero un televisor para mí solo.

— Pórtate bien y lo tendrás.

Milenna regaña a Melissa, pero cuando lo hace comienza a toser y a estornudar mucho.

Milenna regaña a Melissa, pero cuando lo hace comienza a toser y a estornudar mucho

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Gloria se preocupa bastante, y le dice a su hija:

— Voy a prepararte un agua panela con limón bien caliente, parece que te va a dar gripe.

Enrique le dice a su esposa:

— Tienes síntomas de gripe, es mejor que te recueste en la cama y esperes lo que está preparando Gloria.

— Listo, te espero a ya, pero no te olvides de llamar hoy a tu padre, para ver cómo van los muchachos en Medellín.

— Ahora lo llamo, lo importante eres tú, ve y descansa.

Milenna se va a costar. Y atrás de ella la sigue Melissa, que también se acuesta con ella, diciéndole:

— ¿Por qué tienes los ojos llorosos?

— No es nada amor, ven abrázame.

En ese momento, Cristian le dice a Enrique:

— ¿Desde cuándo montaste el de Medellín?

— Hace poco, a ese negocio hay que tenerle paciencia.

— Lo bueno es que tu padre está pendiente.

— Sí, últimamente se volvió más responsable que antes.

Después de hablar con su primo, Enrique se fue a consentir a su esposa. Tocándole la frente y diciéndole:

— Mi consentida hermosa.

De inmediato, Melissa le dice a Enrique:

— Yo pensé que era la consentida de la casa.

Milenna y Enrique se sonríen, y le dicen al mismo tiempo:

— Tú también eres la consentida.

Milenna le dice a Melissa:

— Anda y te disculpas con Johan, él está viendo televisión ahora.

— Pero porque yo, el empezó.

— Ve y no reclames, tengo que hablar algo con Enrique.

En ese instante, Melissa sale de la habitación de su mamá, y va a disculparse con Johan.

En ese momento, Milenna le dice a Enrique:

— ¿Ya hablaste con don Armando?

— No, lo he dejado para mañana.

Milenna sigue tosiendo, y así le dice a Enrique:

— No podemos dejar solo a tu padre con ese negocio.

— Cálmate amor, todo va bien, ahora tienes que mejorarte.

En ese instante, Gloria le da el aguapanela con limón a su hija, y le dice:

— Con esto te levantaras como nueva mañana.

En la mañana siguiente, sin explicación alguna, Milenna amanece muy enferma...

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