CAPÍTULO 80 : EL TEMOR A DIOS

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Contentos por tener un día formidable en el local, Milenna y Enrique cuentan su experiencia a Félix y a los demás en la casa. Y luego se van a descansar.

Después que Félix les dijo varias afirmaciones a Enrique y Milenna, se sienta en el sofá y le dice a Gloria:

— Estuve en el garaje en la tarde y vi que el espacio no es tan grande. Y falta más material para trabajar.

— Así, mi hija y Enrique están conscientes de eso, creo que mañana o esta semana, buscaran ayuda de un Banco.

— Eso está bien, pero de todas formas necesitan otra persona que les fabrique y que les ayude a las dos niñas y a ti.

Gloria llama a los niños y los demás a la mesa, y termina diciéndole a Félix:

— Cada día tiene su afán, ya veremos como Enrique y mi hija solucionan ese detalle.

El día siguiente, Enrique y Milenna atienden en su local a una señora que les hace un pedido muy especial.

El día siguiente, Enrique y Milenna atienden en su local a una señora que les hace un pedido muy especial

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La señora les muestra unos dibujos de abrigos y blusas hechos por su hija. Y le dice a Milenna:

— ¿Para cuándo me pueden traer este abrigo?

— Alrededor de quince días.

— ¿En cuánto me lo deja?

— Si es con tela sencilla, esto sale en doscientos cincuenta mil y con la fina trecientos cincuenta mil.

En ese momento, la señora no dice nada, recoge sus dibujos y se va del local.

En ese instante, Enrique arregla unos papeles y le dice a Milenna:

— Voy para el Banco de Occidente, no tardo.

— Bueno amor, no tardes mira que no me gusta quedarme sola por tanto tiempo.

— Solo voy hacer la solicitud del crédito, creo que no voy a tardar.

Enrique le da un beso a Milenna. Y de inmediato se sube a un taxi y se va al Banco de Occidente.

 Y de inmediato se sube a un taxi y se va al Banco de Occidente

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En ese instante, un hombre muy mal vestido y oliendo muy mal. Entra al local y se queda mirando toda la ropa.

Milenna muy atemorizada comienza a orar en voz baja, diciendo:

— Señor mío, no permitas que este hombre cumpla su cometido.

En seguida, el hombre se acerca, y le dice:

— Amiga, necesito que me ayude, es una clase de colaboración no tema.

Milenna le tiembla las manos por unos segundos, pero luego saca fortaleza, y le dice:

— ¿Qué clase de colaboración señor?, busque a Dios.

En ese instante, el hombre se enfurece, y le dice a Milenna:

— No me escuchaste lo que te dije, vengo por una colaboración, yo no vengo para que me hables de tu Dios.

— Perdone que le diga, pero él también es su Dios, un Dios que hay que temer, un Dios celoso, un Dios que no le gusta lo que estás haciendo ahora, pero todo eso puede cambiar si te arrepientes de todo corazón, todavía estas a tiempo.

     — Perdone que le diga, pero él también es su Dios, un Dios que hay que temer, un Dios celoso, un Dios que no le gusta lo que estás haciendo ahora, pero todo eso puede cambiar si te arrepientes de todo corazón, todavía estas a tiempo

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El hombre saca una pistola, y le dice a Milenna:

— Yo no le tengo miedo a nadie, ni mucho menos a tu Dios que no puedo ver.

En ese preciso momento, los dueños del restaurante del frente, habían llamado a la policía. La cual llego muy rápido al lugar.

El hombre al ver los dos cuadrantes, salió corriendo del local. Cuando fue atropellado por una buseta. Y murió instantáneamente...

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