CAPÍTULO 62: NO TE OLVIDES DE DIOS

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Sostenido por varias personas, Enrique se encuentra en una situación muy confusa y tormentosa. En la que está en duda su cordura.

En ese instante, la doctora le introduce las pastillas a Enrique, diciéndole:

— En el fondo eres un buen hombre Rodolfo, lástima que poco a poco has perdido la fe y la confianza en Dios.

— Te repito que mi nombre es Enrique. Y yo no me olvidado de Dios.

En ese instante, Enrique vota las patillas al suelo y le dice a la doctora:

— Yo no estoy loco.

En seguida, Enrique comienza a darle un ataque nervioso y es acostado rápidamente en la camilla.

La doctora trata de reanimarlo, diciéndole:

— Abre los ojos por favor, no quiero que te vayas de mi lado.

En ese instante, Enrique se despierta en el baño en los brazos de Milenna, y le dice:

— ¡Milenna!, ¿Milenna eres tú?

— Sí, soy yo, parece que te has golpeado muy fuerte la cabeza. ¿Quién es Rodolfo?

Enrique se sienta en el suelo, y le dice a Milenna:

— No sé, tu ve como una especie de sueño, pero era muy real.


En ese momento, Milenna trae un frasco que contiene alcohol y un poco de algodón y le limpia la herida que Enrique se hizo en la cabeza

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En ese momento, Milenna trae un frasco que contiene alcohol y un poco de algodón y le limpia la herida que Enrique se hizo en la cabeza.

Enrique le dice:

— En ese sueño, yo estaba en una habitación totalmente blanca con una camisa de fuerza que me apretaba hasta los huesos. Y tú después llegabas vestida de doctora llamándome por el nombre de Rodolfo:

— Por eso estabas gritando tantas veces ese nombre, por suerte mi madre y los niños aún no se han levanta. Pero hubo algo que escuche de ti antes de que despertaras que me contento, a pesar que estuvieras soñando.

— ¿Qué dije?

— Que no te habías olvidado de Dios.

— Sí, sentía que están abusando de mí, pero realmente en ese sueño me abrieron los ojos, ni hoy ni nunca me voy a olvidar de Dios.

        — Sí, sentía que están abusando de mí, pero realmente en ese sueño me abrieron los ojos, ni hoy ni nunca me voy a olvidar de Dios

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Milenna abraza a Enrique, y le dice:

— Todo pasa por algo, de pronto necesitabas eso, seguir en el camino de Dios y no desviarse de el por ningún motivo.

— Si, tienes toda la razón.

Milenna ve la hora y le dice a Enrique:

— Ya es muy tarde, ¿ya te sientes mejor?, porque mañana tenemos que seguir trabajado para crecer el negocio.

— Sí, estoy bien, pero quiero que estés a mi lado esta vez, y si vez que estoy gritando, despiértame cuanto antes.

Milenna se sonríe un poco y acepta la petición de Enrique y vigila su sueño hasta quedarse dormida junto a él.

En la mañana siguiente, Enrique se levanta de la cama y escucha las máquinas de coser del garaje, y dice:

— Vaya, el espíritu de trabajo de Milenna es formidable.

En ese instante, Enrique se arregla y sale a la sala. Cuando encuentra a su hijo junto a Melissa y gloria desayunando.

En ese momento, Gloria le dice a Enrique:

— Ya mi hija me contó todo...


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