CAPÍTULO 3: MENSAJE DIVINO

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Enrique llega a casa y sin decir muchos detalles, ni tantas explicaciones, le dice a su esposa:

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Enrique llega a casa y sin decir muchos detalles, ni tantas explicaciones, le dice a su esposa:

— Viajo esta noche a Emiratos Árabes con Hali.

En seguida, Laura de inmediato le dice:

— Tu hijo y yo también queremos conocer.

Pero qué mala memoria tienes Laura. Ya casi un año estuviste en Dubái, París, Londres, Madrid, Roma, etc, etc, etc. Me tienes cansado con lo mismo, solo piensas en ti nada más y en gastar mucho dinero, si quieres vete a cualquier lado a pasear con el niño, pero déjame en paz, lo mío es trabajo y estoy retrasado. Hali me están esperando en la pista.

Enrique enojado con Laura, sale de la casa sin decirle ni una palabra más, se sube a su vehículo y se va para el aeropuerto.

En la pista, Hali espera a Enrique. Para salir pronto de Medellín he ir a Emiratos Árabes, en ese momento Enrique llega a la pista y le dice a Hali, perdona el retraso, mi mujer le dio por acompañarme repentinamente.

Hali le toca el hombro derecho, y dice:

— La hubieras traído.

— En otra ocasión. Ahora despeguemos lo más pronto posible. Quiero relajarme en este viaje, dijo Enrique.

En medio de un viaje muy largo, Enrique se duerme y comienza a soñar con aquel hombre que arroyo en Medellín en la madrugada.

En el sueño el hombre se ve desenfocado muy confuso todo, Enrique alcanza a escuchar la voz del hombre, diciéndole:

— No vas por el camino correcto, estas dando los pasos de tu perdición.

Enrique se despierta despavorido, diciendo:

— ¿Quién eres tú?

De inmediato, Hali se acerca, y le dice:

— ¡Despierta amigo! Es una pesadilla, ¡mira! Ya estamos aterrizando en Dubái.

Hali satisfecho con la presencia de su amigo, le expresa:

— Llegamos a mi tierra de mucho petroleó y negocios grandes.

— Por fin, ya estaba muy cansado de tanta pesadilla.

Enrique mira por la ventanilla y queda muy asombrado al ver tanto personal, y dice:

— Hali, pero que bienvenida preparaste, parece que estuviera llegando el presidente.

Hali sonríe y le dice:

— Disculpa la molestia, pero a mi mejor amigo se le atiende bien, mira en la limosina negra, te tengo cinco mujeres para ti solo, y en la blanca te ofrezco a Sanahmalen.

Enrique le dice:

— ¿Que es Sanahmalen?

— Tonto, Sanahmalen es una mujer, solo que es una belleza exótica. Y te lo digo, es muy hermosa, dicen que si miras fijamente algunas mujeres como ella te enamoraras para siempre.

Enrique le dice:

— Prefiero el helicóptero, me perdonarás Hali pero soy un hombre de una sola mujer, aunque no me creas.

Hali le dice:

— Listo sobre volemos Dubái, que desperdicio Enrique, te has perdido a Sanahmalen. Y ni si quiera la viste.

— Mejor así.

— Bueno, tú te lo pierdes, ahora llegamos a mi edificio. Sacamos los documentos de mi oficina y luego nos vamos para la empresa de Mójame.

Enrique deslumbrado por el nuevo edificio, le dice:

— Tienes un hermoso edificio amigo, de los más modernos y con mucha iluminación.

— Gracias Enrique, ya tengo los documentos. Ahora iremos con Mójame en mi vehículo.

Hali le dice a Enrique:

— Colócate este turbante.

— ¿Por qué?

— A Mójame le gusta así, ¡mira! Esa es la empresa.

Enrique le dice:

— Esto no se compara con nada, es gigantesca, ¿qué ha hecho este hombre para levantar todo este imperio?

Hali le responde:

— Hacer negocios arriesgados, y muy exitosos.

— Hali, hay un vagabundo en la entrada.

— Es extraño que este ahí, veamos que desea.

Enrique y Hali, intentan entrar a la empresa de Mójame. Cuando el vagabundo le dice a Enrique:

— Por favor, por favor, no he comido en todo el día, sería tan amable de regalarme unas monedas. Para comprar algo para alimentarme por favor...

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