Capítulo 23 (Revisado)

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Llevaba acostada en mi cama un par de horas, cuando llegue mi padre estaba tan tomado en el sillón que no noto mi presencia, y eso lo agradecí ya que así no me tocaría al menos por un par de horas, me di la vuelta hacia la ventana de mi habitación y vi la caja del teléfono encima de mi mesa de noche, ni siquiera lo había usado, me puse de pie y camine hacia mi mesita, tome la caja y la mire un par de segundos, hice una pequeña mueca y comencé a abrirla, saque el teléfono junto con todo lo que había dentro de la caja y ley las pequeñas instrucciones que había dentro de la caja, cuando termine de leerlas puse el chip en su lugar y comencé a revisarlo, no entendía varias cosas del teléfono así que lo puse de nuevo en mi mesa de noche y me recosté de nuevo, mañana le diré a Alan si puede ayudarme o a Xavier, un par de minutos después me quede dormida.

Desperté cerca de las siete de la mañana, desperté un poco más cansada de lo normal y con un leve dolor en todo el cuerpo, sentía como mis ojos ardían al parpadear, tenía frio y dolor de cabeza, estaba comenzando a enfermarme, y eso no me ayudaba en nada, después de un par de minutos me puse de pie, camine hacia el baño y me di una ducha, hice todas mis necesidades y me cambie, me tome una pastilla esperando así calmar todos los síntomas.

Salí del baño y de mi habitación con la mochila al hombro, camine en silencio hacia el piso de abajo, cuando llegue un gran desastre me dio la bienvenida, deje mi mochila en el piso a un lado del sillón de la sala, mi padre ya no estaba aquí y esperaba que no estuviera en casa, no me sentía bien y no resistiría golpes esta mañana, comencé a limpiar todo, estaba a punto de acabar, cuando una botella de cerveza se estrelló a un par de pasos de mí, choco con la pared y un par de cristales cayeron en mi rostro, el líquido color ámbar resbalaba por la pared hasta llegar al piso.

Mire hacia atrás y me di cuenta que mi padre estaba parado a un par de metros de mí, su rostro de color rojo, tal vez de lo ebrio que estaba o por lo enojado, no sabía y me daba miedo averiguar la razón, mi respiración se cortó y mis nervios llegaron como si de un tren se tratase, mis manos temblaron al igual que mis piernas, cuando me di cuenta que estaba totalmente furioso y que yo era con la persona con la cual él se desquitaría, se acercó a mí y antes de que yo pudiera siquiera reaccionar, tomo mi cabeza y la lanzo a la pared como si de un balón se tratase, mi cabeza reboto en la pared con un golpe seco, mi vista se nublo y en un intento por sostenerme puse mi mano en la pared, pero no duro más de dos segundos hay porque mi padre me jalo de nuevo ahora de mi cabello, escuche el tronido de mi cuello y un llanto salió de mis labios, me tiro en medio del piso de la sala y mis manos se lastimaron con los restos de vidrio de la botella qué estaba destrozada a un lado de mí, no podía ver, las lágrimas nublaban mi vista además del mareo que se estaba haciendo presente por el golpe en mi cabeza.

Ni siquiera sabía la razón por la que me golpeaba esta vez, así había ocurrido un par de veces, él llegaba tan ebrio a casa que simplemente se enojaba por la más pequeña cosa o recordaba algo y comenzaba a golpearme, su puño viajo directo a mi cara cuando me jalo del cabello, las lágrimas ya salían sin yo poder detenerlas, estaba furioso, se ensañaba conmigo y eso solo hacia más fuertes los golpes, me dio más golpes en el estómago, en mis piernas y en el rostro, sentía la sangre correr por ciertas partes de mi cuerpo, el sabor a metal en mi boca, me dio otro golpe en el rostro, cerca de mi ojo izquierdo y sin más me lanzo al piso, me miro por un momento y finalmente me lanzo una patada en la espalda, un grito salió de mis labios, el dolor que sentía era demasiado, el simplemente se dio la vuelta gritándome una infinidad de cosas horribles, y sin más salió de casa dando un fuerte portazo, y a mí me dejo mil veces peor que en momento en el que me desperté.

Las lágrimas salían sin ningún esfuerzo, estuve allí por un par de minutos, cuando al fin pude levantarme lo hice de forma lenta, intentando no lastimarme más, mire al piso y un pequeño charco echo de mi propia sangre se encontraba en el lugar donde yo había estado antes, subí las escaleras y cuando al fin llegue a mi habitación, entre directo al baño sin mirarme, entre el la regadera y aun con la ropa puesta abrí la llave, quejidos leves salían de mi boca cuando las gotas de agua tocaban mi cuerpo, lo que debería ayudarme a sentir mejor solo empeoraba como me sentía, después de un rato cerré la llave me quite toda la ropa mojada.

Salí del baño y comencé a secarme, ese fue otro suplicio hacia mi cuerpo, el simple roce de la toalla parecía algo mil veces peor, me cambié con la ropa más floja que pude, no me coloque nada en mis heridas, no quería llegar más tarde a la escuela, por un momento pensé en faltar pero no podía darme el lujo de perder un día de clases, si me iba ahora solo perdería la primer hora de clase, con todo el dolor en mi cuerpo salí de mi cuarto y después de casa, no podía caminar rápido aunque lo intentara, mi cuerpo dolía más si lo hacía.

Llegue a la escuela cuando sonó la campana que daba por terminada la primera hora, agache la mirada y camine hacia mi casillero, lo abrí rápido, y comencé a revisar que era lo que me tocaba.

-¡¡Alice!!

Gire para ver quien me había gritado y vi a Alan y Xavier caminar o más bien trotar hacia mí, mire de nuevo hacia mi casillero, en un intento por evitar que miraran los nuevos golpes que ni siquiera yo me había atrevido a mirar.

- ¿Dónde estabas? no llegaste a la primera hora y nos preocupamos por ti - me pregunto Alan al momento en que se paraban a un lado de mí, yo simplemente fingí que estaba buscando algo en mi casillero

-yo...solo me-me quede dormida - estaba evitando algo que sabía era inevitable, en cualquier momento ellos verían los golpes que me había hecho mi padre hace solo un par de minutos, solo quería retrasar las preguntas

- ¿y por qué no volteas? - ese era Xavier, me quede tiesa sin responder, mis manos dejaron de moverse abruptamente y yo solo miraba el piso evitándolos a ellos dos

- Alice...- me sorprendía al escuchar su voz, no sabía en qué momento él había llegado, Blake, sentí su mano en la parte trasera de mi brazo derecho, y sin esperarlo me giro hacia él, sus rostros se transformaron sin siquiera creerlo, al ver mi rostro la mirada de los tres se ensombreció de una forma veloz, intente irme, pero el agarre de Blake en mi brazo me lo impidió, mire hacia mis pies, no podía verlos a la cara, tenía vergüenza y miedo.

- ¿te lo hizo anoche? - no respondí - Alice respóndeme maldita sea ¿cuándo te hizo esto? - su tono de voz se hizo más duro, al ver que no le respondía me tomo de ambos brazos y me acerco más a el - quiero la verdad Alice y la quiero ahora - su voz fue baja, pero aun así llena de enojo, me tome mi tiempo en responder

- fue hoy - mi voz fue baja y temblorosa, su respiración se volvió rápida, creí que me diría otra cosa, pero en lugar de eso su agarre se suavizo y me acerco aún más a él, sentí sus brazos envolverme, pude oler su aroma, no lo supe identificar, pero olía a algo parecido a la madera y a algo muy masculino, y me gusto, solo oler su aroma me calmo, estuvimos así un par de segundos pero se sintió como una infinidad.

- esto tiene que acabar - hablo al tiempo que se separaba de mí, lo mire aun sabiendo a lo que se refería, pero de todas maneras no lograba entenderlo

-¿a qué...te refieres? - le pregunte mientras levantaba el rostro para mirarlo, tomo una larga bocanada de aire y un segundo después la soltó, acerco su mano hacia mi cabello, me tense, pero a él pareció no importarle, tomo un mechón de mi cabello, y lo coloco detrás de mi oreja, sentí como un ligero calor subió hasta mi rostro, y por la sonrisa que apareció en su rostro supe que él lo había notado, paso su lengua por sus labios y ese simple acto me descoloco por competo

-ya no puedes vivir ahí, acabaras muerta en algún momento y nadie se dará cuenta de eso - pase saliva al escucharlo decir aquello, sabía que eso era la simple pero dolorosa verdad - y yo puedo evitar eso

- ¿Cómo? - preguntaron al mismo tiempo Alan y Xavier, pero el no dejo de mirarme y yo tampoco a el

-te sacare de ahí - mi ceño se frunció un poco - vive con nosotros, y no es una pregunta Alice, vivirás con nosotros, conmigo, a partir de hoy - su expresión no aceptaba un no por respuesta

A través De La OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora