Capítulo 36 (Revisado)

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Un sonido agudo y en constantes pitidos era el único sonido que llegaba a mis oídos, poco a poco fui consciente del dolor que sentía en mi cuerpo, intente mover mi mano derecha, pero un piquete en esta me lo impidió, intente abrir mis ojos y al instante una luz blanca y segadora me dio de lleno en el rostro, solté un leve quejido y escuche como una silla se movía.

- ¿Alice? - reconocí la voz de Xavier en aquel lugar donde yo me encontraba, abrí mis ojos de a poco, sentí como la luz se intensificaba, hice otro intento y esta vez lo logré, sentía como mi ojo izquierdo estaba hinchado y no se podía abrir del todo – ¿Cómo te sientes? - mire a mi alrededor, las paredes blancas rodeándome, el olor a desinfectante entro por mi nariz haciendo que esta se irritará, parpadeé un par de veces hasta que pude ver a Xavier parado a un lado de mí, me aleje de él, lastimando así mi mano derecha, mire hacia ella y pude ver una aguja insertada hay, mire hacia arriba de mí y pude ver distintas cosas conectadas a mí, había distintos cables que salían de estas máquinas y se iban directo a mi pecho y brazos, intente quitármelas – hey no, no hagas eso – el coloco su mano sobre la mía, y sentí el mismo escalofrió que cuando Joshua me golpeo, me aleje de él, al mismo tiempo que negaba repetidas veces con mi cabeza, la máquina que estaba conectada con mi corazón comenzó a hacer demasiado ruido, asustando a Xavier – Alice tranquila, no te hare nada – yo solo intentaba alejarme de él, algo dentro de mí me decía que él no me haría nada, que con él estaba segura, pero otra parte, una más fuerte que la anterior, me recordaba a cada segundo lo que había pasado con Joshua y lo último que quería era que alguien me tocara, Xavier al ver como reaccionaba a su cercanía se alejó – llamare al doctor ¿de acuerdo? - no respondí.

Solo mire como se alejaba, después de que escuche como cerraba la puerta intente calmarme, sabía que ni él ni ninguno de sus hermanos me harían nada, pero mi mente me contradecía, cuando me toco lo único que pude ver fue a Joshua justo frente a mí, estuve sola por otro par de minutos, divagando en mis pensamientos, recordando, o más bien intentando, que era lo que había pasado, la puerta se abrió, haciendo que me tensara y mi corazón latiera de forma veloz.

-Alice, buenos días – entro un hombre con una bata blanca, era alto y calcule que tenia alrededor de los treinta años, cabello color negro, recortado de los lados y largo de enfrente, tenía unos lindos ojos azules, tupidas pestañas y una increíble barba – soy el doctor Grossi y soy tu traumatólogo - no hice nada, solo lo miraba, de seguro me veía como loca - ¿me dejas examinarte? - me regalo una sonrisa al tiempo que se quitaba el estetoscopio y se acercaba a mí, se paró a un lado de mi - ¿me permites? - me pregunto al tiempo que apuntaba a su estetoscopio, yo solo asentí, - de acuerdo – me hizo sentarme, sentí su mano colocarse en mi espalda, y me tense al simple echo del contacto – tranquila – sentí como me revisaba, cada segundo era peor que el anterior, quería que dejara de tocarme, cuando al final termino de revisarme miro hacia mi mano, aquella que tenía la intravenosa - ¿jalaste tu mano? - me pregunto al tiempo que tomaba mi mano y la levantaba, asentí de forma leve, pero fue suficiente para que el me entendiera, tomo mi mano y la reviso, alrededor de la intravenosa se podía ver el color morado y algo de sangre, todo producto de la ruda forma en la que me había intentado alejar de Xavier – bueno... te tendremos que cambiar la intravenosa, para evitar que se infecte – dejo mi mano de nuevo en el colchón - seguro tienes preguntas, así que... adelante, pregunta lo que quieras saber – se sentó en la silla que estaba a un lado de la cama.

-¿co-como llegue a-aquí? - el me miro un segundo, llevo ambas manos a los bolsillos de su bata.

-te trajeron un grupo de chicos, demasiado preocupados me cabe decir – me dio una sonrisa que no pude responder.

- ¿ellos… ellos siguen aquí? - pregunte de nuevo, el asintió con la cabeza, tomo la carpeta que estaba colgada a los pies de la cama y la reviso por un segundo.

A través De La OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora