Un año, había pasado un año desde el día en el que Blake había despertado del coma y en ese tiempo habían pasado demasiadas cosas, para empezar la recuperación de Blake aún no terminaba, cuando despertó sólo nos dimos cuenta del trabajo duro que venía por delante, aún hoy día no puede hablar bien, su lengua se traba y no puede hablar, no puede caminar bien, su actividad motora sigue dando problemas, pero mejora cada día, sigue yendo a terapia cuatro veces por semana.Y yo lo acompaño siempre.
Nos mudamos, nadie podía ni quería seguir viviendo en esa casa, además de que no estaba acondicionada para el cuidado de Blake, el salió del hospital seis meses después de que despertara y ese fue el momento en el que nos mudamos, a una casa cerca de donde vivían mi padre y mi hermano, se arregló para que el vivir de Blake en la nueva casa fuera mucho más sencillo y llevadero para él.
Seguía en contacto con el profesor Jonathan, la separación dolió, lo extrañaría, pero aun así no lo olvidaría, ni todo lo que había hecho por mí.
Blake se enfurecía cuando no lograba hacer algo por su cuenta, y yo, junto con su madre, éramos las únicas que podíamos calmarlo, su recuperación era lenta pero constante y día a día avanzaba, ya podía caminar con un par de muletas, y ya comenzaba a escribir de nuevo, él tenía que aprender todo de nuevo, pero con el apoyo de todos nosotros lo estaba logrando.
Martín Hill llevaba en la cárcel todo este tiempo y ya no era una preocupación para nosotros.
El día de hoy Blake tenía terapia, cada sesión de terapia era de tres horas, el día de hoy tocaba practicar sus pasos, lo estaban acomodando en una máquina que lo sostenía de la cadera y de sus piernas, estaba puesto sobre una caminadora, yo estaba delante de él sujetando sus manos, dándole el apoyo que necesita, su rostro había cambiado, ahora tenía más marcadas sus facciones, pero para mí seguía estando igual al primer día que lo vi.
- ¿Listo Blake? - le preguntó el fisioterapeuta.
-lo-listo - amaba escucharlo hablar, confundía las letras y su voz era lenta y baja, se trababa y aun así él seguía intentándolo.
Le sonreí y la máquina comenzó a funcionar, mis pies estaban colocados a los lados, en las barras de metal así yo no le estorbaría, sus pies comenzaron a moverse, despacio y sin ninguna prisa, aún recuerdo los primeros días de terapia, fueron duros para todos, pero aún más duros para él, sus músculos estaban atrofiados y le dolían, recuerdo que los primeros días lloro y se negó a seguir, todo por el dolor, nosotros intentábamos ayudarlo pero no había mucho que pudiéramos hacer.
Me sonrió cuando sus pies comenzaron a moverse de forma un poco más rápida, acerco su rostro a mí y cumpliendo sus deseos, y los míos, lo bese.
-lo estás haciendo fantástico - le hable cuando separo sus labios de los míos.
-lo... Lo-lo sé - solté una carcajada al escucharlo, poco a poco su humor iba volviendo y eso era algo que agradecía, ya que había durado dos meses sin escuchar su voz, ese había sido el tiempo que le tomo comenzar a hablar de nuevo.
Seguimos con su fisioterapia, estuvimos así un par de horas hasta que fue tiempo de irnos, caminaba a un lado de él sosteniendo lo de su brazo al mismo tiempo que el daba pequeños pasos ayudado con las muletas, su madre - que había venido con nosotros - se había adelantado por la camioneta, él había negado la silla de ruedas, siempre la negaba, prefería caminar siempre conmigo a su lado, así eran los días, lentos pero con un gran avance en su salud ya habíamos pasado un año y nos faltaban más de eso, no había duda, pero todos los días los pasaríamos juntos.
-mi padre quiere verte, también mi hermano - le comenté cuando estuvimos a unos pasos de la entrada, podía ver a su madre esperándonos afuera, él se detuvo y yo lo hice cuando me sitúe frente a él, sujetándolo de sus costados.
-¿cu-cuando te l-lo dij-dijo? - tomó una gran bocanada de aire cuando terminó, siempre se cansaba cuando hablaba, el aire le faltaba la mayoría del tiempo, pero ni siquiera eso lo detenida.
-el día de ayer - mi relación con mi padre y mi hermano había crecido a pasos agigantados, ahora los tres éramos tan unidos como si nunca nos hubieran separado, pasable el mayor tiempo posible con ellos y ellos hacían lo mismo conmigo, ahora éramos una familia.
Ahora teníamos lo que nos había sido arrebatado.
-Yo ta-también qui-quiero ver... Lo - asentí y llevé una de mis manos a su mejilla, podía sentir como su barba comenzaba a crecer, día a día estaba volviendo a ser el Blake que todos conocíamos.
-se lo diré - le di un pequeño beso en sus labios y seguimos caminando hasta llegar a la camioneta, lo ayude a subir y lo acomode en su lugar, subí a su lado emprendiendo el camino a casa.
*****
Habíamos llegado hacía solo dos horas y todo ese tiempo lo había pasado leyendo para él, le gustaba que lo hiciera, me decia que lo ayudaba a sentirse menos encerrado, ahora era mi turno de cuidarlo y lo haría lo mejor que pudiera.-A-Alice - detuve mi lectura y me acerqué más a él, estaba recostado en la camilla que su padre había conseguido para él, Blake la había pedido lo suficiente grande para que yo durmiera con él, yo ahuyentaba sus pesadillas por la noche.
-dime - acomode un mechón de cabello que caía por su frente.
-Te A-Amo – me sonrió y distingue el brillo en sus ojos que tanto amaba.
-y yo te amo a ti - me acerque y lo bese.
Y sonreí, porque sabía que sus palabras eran sinceras y, en ese mismo instante, me di cuenta de que ya no sufríamos, ya no sufría por todo lo que había pasado con Martín Hill, con Joshua y Aimé, ya no recordábamos el dolor que habíamos tenido que vivir para llegar a este momento.
Sabía que aún nos faltaba un largo camino que recorrer, largos procesos para Blake, y para todos, pero no importaba, porque al final de todo estaríamos juntos, sin importar lo que pasara.
Porque yo caminará esos largos caminos con Blake tomado de mi mano, ambos... Juntos lo lograríamos.
Porque nada de esto había sido en vano, porque después de tanto sufrimiento, al fin nos tocaba ser felices.
Felices y juntos, como siempre debió ser.
Fin.
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A través De La Oscuridad
Ficção AdolescenteLa vida puede ser dura y eso, Alice lo sabia, con una madre fallecida hacia años, un padre borracho y maltratador y, además, una vida escolar difícil, Alice lo sabia mas que bien, había intentado cambiar su vida, pero a veces eso es algo que no logr...