Angélica cierra sus ojos, visualiza a Cornelio aproximándose con un traje de color oscuro, una camisa vinotinto y el cabello meciéndose con cada uno de sus pasos. Tovar arranca una flor, acaricia las mejillas de la dama con sus pétalos, y luego la posa en sus cabellos.
Estudian sus contornos con la respiración, alternando suspiros en sus pieles, exudando amor, sentimientos y entrega. Rotundo silencio que se embriaga en el vino del sentimiento.
Angélica acaricia la melena del joven, éste susurra aventuras amorosas en su oreja. Sus pechos se tocan, bailan sus corazones al ritmo que le impone los contactos. Un pájaro se asienta en una rama cercana y canta sus melodías, una brisita desacomoda el vestido de la mujer y el chaleco del hombre.
Miradas que se cruzan, palabras del alma, mudas secuencias esenciales; color de instinto, naturaleza sentimental. El abrazo suaviza sus dorsos, las manos moldean sus siluetas, los frutos que caen de los árboles decoran el suelo.
El sol realza los contornos; sombras y luces en las caras de los amantes. Brillos en ojos profundos que recitan poemas, teatralizan una tragedia romántica, o el sacrificio de un héroe. Las hojas vuelan suspendidas en el oxígeno que se hace cálido en sus cuerpos.
Afecto en besos leves, pequeños toques de labios, una tímida lengua que no se aventura en las profundidades, apenas se postra en el paladar, como si estuviese colocando un búcaro sobre un anaquel.
Uñas que acarician, pestañeos sensuales, ligera provocación, ternura y entusiasmo. Cornelio moviliza sus manos en la figura fémina como el volar de los peces que se pierden en el aire.
No hay palabras, un te amo se hace inapropiado, las frases son desusas, ni el arte puede contemplarlas. El sentir es perfecto, utópico, inexorable. Suenan clásicos en el viento, cuerdas en los tallos, un panda que vocifera sonatas románticas, leves gracias que se transportan por los caminos que depositan huellas.
Ojos, miradas espirituales, el universo se suspende en la esencia. Un beso en el pecho, una mano sobre la cintura, otra sosteniendo la cadera de Angélica. El cuello femenino se deja caer hacia atrás, la mano diestra toma el glúteo, y la izquierda se pasea timorata por la espalda de Cornelio.
Separan ligeramente sus labios, muestran sus incisivos. Cornelio recorre el abdomen de la joven con su boca, sembrando caricias en sus costillas y zona lumbar. Se regalan suspiros lentos, mimos pasivos, recorridos suaves, paciencia natural de movimientos.
Corazones que se agitan, físicos relajados, pasión, entrega y verdad. Las lágrimas caen por las mejillas, recorren todo el infinito, todos los espacios unificados y tiempos. La arena, las olas, una neblina; el alba. Las estrellas alumbran el entorno, la lechuza observa, la luciérnaga consigue su luz y vuela arriando las energías.
La embarcación direcciona su proa hacia el faro. Leves olas la circundan, un paraíso la espera. Párpados que semis abiertos observan en el horizonte palmeras, rosas, robles y alces.
Canta el órgano, lo acompaña la flauta y el chelo. Combinaciones, lazos, alas que ajan los parajes, un pico hacia el norte. Luz lunar, mares planos, montañas alpinas, arcoíris nocturnos, azulejos en velación.
Lisa superficie que hace del toque un acto ilustre. Pequeño pálpito que surte inhalación de amor y exhalación de servicio. Tierra fértil que sostiene, hormigas que trabajan en sus minúsculos espacios. Asciende la emoción, el espíritu expresa; biorritmo, células dhármicas, átomos que se acopian, genes, la dualidad en uno. Simple complejidad, la sombra recoge en sus senos las luces, las llamas se extienden por el agua, hielo en el desierto, agilidad en la tortuga.
La traición muere, la esperanza se afirma, la fortaleza mentor. Un sonido corporal, una palabra en lágrimas, emociones angelicales, orígenes. Nace el subconsciente, se mece la vigilia, estado alfa. Agua que surte savia, substancia que muda, transformación.
Planetas, sistemas solares, estrellas, meteoros, galaxias y vías. Todo lo invisible florece, y la cáscara agostada. Espíritu eterno que hace de todo uno, junta las vidas en sus pulmones, y las conoce en su corazón.
Angélica, ángel bendito. Cornelio te movilizas de una cuerda de arpa a otra, saltas, sigues su sendero. Llegas al final de la música cuando los acordes se disparan.
Manos de niño, desespero, infancia, Cornelio pierde su memoria. Una nueva vida se acerca, antagónica al recuerdo, a la memoria onírica y los sueños vetustos. Tiempo que hala al joven hacia regeneraciones materiales, como la planta que destierra la semilla para resurgir en nuevos suelos.
Tovar despide su nombre y personalidad, muere su ego en el instante en que las esencias eclosionan. Ya no es hombre, materia o características. No se define su pasado, ni le preocupa el futuro. Coge el recipiente y se deposita como esencia de semilla, a la espera de un nuevo despertar.
Angélica se despide con lágrimas, melancolías y dolores: "Adiós Cornelio, ya no habrá ni uno solo de nuestros besos, ni siquiera la idea de nuestro amor". Triste despedida de lo que creyeron verdadero; muere el ego Cornelio Tovar.
Solamente ella recordará la existencia de su amor, el tibio beso, la reconfortante caricia, la colección de minutos, o las fantasías de sus imaginaciones. La nostalgia de una personalidad finita, de una persona que se llamará de otra manera, y se entregará a una extraña sin saber que hiere al amor que sembró en su corazón pureza y ternura.
Cornelio se lleva en su ser, la esencia de la evolución humana que tomó de Angélica, para fermentarla en diversas mujeres.
El hombre se hará moral, existirá la verdadera sociedad, el hermano no se regirá por la sangre, las fronteras serán hilos que aunarán las partes de un todo íntegro. Las esencias se unirán al Creador manifestando su naturaleza, ya no utilizarán el caparazón para estropear la expresión del ser.
Una semilla humilde germinará poco a poco, y se expandirá durante milenios por los genes depositarios de las almas. Los hombres ya no serán más esclavos de los sentidos, sí controladores de las desarmonías. Un humano expositor de la esencia de los cuerpos, del alma, y nada más que de su espíritu.
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Angélica
RomanceAngélica y Cornelio sentirán el más profundo amor, juntos vivirán el clásico amor de almas gemelas; sin embargo, deberán luchar contra múltiples trabas para poder consumarlo. Disfruta esta maravillosa historia romántica, sumérgete en un mar de esos...