—_____, despierta —decía una lejana voz—. _____, _____, ¡despierta! —alguien me zarandeaba suavemente, con miedo de hacerme daño, pero con decisión para despertarme.
Habían pasado cuatro años desde aquel incidente. Aún ahora, con dieciséis años, sigo oyendo sus voces en mi cabeza. Es desesperante.
—Ten, un regalo nuestro —Kohaku me tendió un saquito de color rosa.
—¡Ábrelo, venga! —decía emocionado Daiki.
Abrí el saquito, y dentro de él, encontré un collar, con forma de kunai, y en él, gravados nuestros nombres. Kohaku y Daiki me miraban sonrientes.
Neji me miraba desde cerca. No sabía bien lo que sentía, pues no reflejaba ninguna emoción en el rostro.
—Tu turno ha pasado —me informó—. Shikamaru hizo el tuyo.
—Tendré que agradecerle —dije—. Tengo sueño —me quejé.
—Ya, vete a dormir a mi tienda —me dijo mientras me daba leves empujoncitos.
Asentí y me levanté con pesadez. Me metí a la tienda de Neji, y me tumbé en el saco. Tenía su aroma, uno de vainilla muy agradable. Me acurruqué más en su saco, y me tapé con la manta, oliendo el aroma esparcido por toda la tienda, y rápidamente me dormí, con la manta entre mis brazos.
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Me desperté al oír dos voces hablando afuera de la tienda.
Me levanté y salí, encontrándome con Neji y Shikamaru alrededor de una fogata.—Buenos días —saludé sentándome al lado de Neji.
—Buenos días —me saludó Shikamaru bostezando.
—Hola —saludó Neji.
—Oye Shikamaru, gracias por hacer mi guardia —le agradecí. Él se sorprendió un poco, pero al momento me sonrió—, te debo una.
—Por cierto, una cosa _____. ¿Qué soñabas ayer? Se te veía triste —me comentó Shikamaru.
—Yo... No me acuerdo —les dije con una inocente sonrisa. Mentí.
Los dos me miraron, y luego se miraron entre ellos.
—Algo me dice que no te crea —me dijo Shika. Neji asintió, dando a entender que él tampoco estaba conforme.
Suspiré frustrada. A Shikamaru no podía engañarle, me conocía desde hacía mucho tiempo. Y a Neji... Él es mi compañero de equipo, no me gusta mentirle, a ninguno de los dos.
—Soñaba con Kohaku y Daiki —confesé. No dejé ver mi tristeza.
Shikamaru me miró intrigado, y Neji levantó una ceja.
—Unos antiguos amigos míos. Hace tiempo que no los veo, tengo ganas de pasar tiempo con ellos —me inventé una excusa creíble.
Shikamaru parecía tragársela, mientras que Neji aún me veía sin creérselo del todo.
—Sigo sin creerte —me comento Neji.
—Qué le vamos a hacer —dije levantando mis hombros.
Estuvimos hablando un poco más, hasta que Naruto despertó, y pudimos seguir nuestro camino.
La aldea de las flores no quedaba muy lejos, llegaríamos para la tarde-noche.•
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—¡Mirad, ahí está la entrada! —grité y señalé emocionada.
Mis compañeros me miraron divertidos, y los cuatro corrimos hacia la entrada. En ella, dos ninja nos pidieron la identificación, y después de dársela y decirles a qué habíamos ido y por parte de quién, nos dejaron entrar.
—Tsunade nos dijo que el pergamino se encontraba escondido en esta aldea, por eso nos han enviado con el Byakugan —les dije.
—Es una suerte tener a Neji con nosotros —dijo Naruto.
—Por ahora vayamos a alojarnos a un hostal o algo, se va haciendo tarde.
Hicimos caso a la proposición de Shikamaru, y buscamos un hostal para dormir ese día.
El que encontramos no era muy grande, y tenía un aire antiguo. Por dentro, estaba decorado con plantas de bambú y papeles de pared con flores de cerezo.Pedimos cuatro habitaciones, pero solo había disponibles dos, así que tuvimos que dividirnos en parejas; Shikamaru y Naruto, y Neji y yo.
Las habitaciones estaban juntas, así que si nos pasaba algo podrían oírlo.Nos metimos en la habitación. No era muy grande, a un lado había un armario, en el otro una ventana, y al otro una puerta que daba al baño. Neji abrió el armario, y sacó un futón para dos.
—¿Un futón matrimonial? —preguntó al verlo extendido.
—No te preocupes princesa, ya duermo yo en el saco, no tengo problema —le dije mientras que dejaba mis cosas al lado de la puerta.
—No, ya duermo yo en el saco. Quédate tú el futón —me sorprendió que me dijera eso.
Desde que conocí a Neji Hyuga, siempre pensé que le caía mal. Las veces que entrenábamos el equipo junto, siempre tenía esa aura de seriedad e indiferencia, y siempre respondía con un “hmp” para luego darse la vuelta e irse.
Tenten me había dicho que era así con todos, hasta con ella que es un amor de persona. Lee me dijo que se iría abriendo más a mí mientras me vaya conociendo, pero no sé si será posible.Acomodamos el futón y el saco, y los cuatro salimos a un restaurante o bar a comer.
La aldea no era muy grande, pero sí alegre. La gente reía y se divertía, era un ambiente muy cómodo.—Vayamos a comer ahí —propuso Naruto señalando un restaurante de ramen.
En el camino, veía parejas de jóvenes sentados en bancos o el suelo, hablando tranquilamente. También vi una pareja de hermanos, un chico y una chica, de unos doce y nueve años. Ella estaba llorando porque se había caído, y su hermano intentaba calmarla.
Me había caído al suelo, haciéndome una herida en la rodilla. No era muy grande ni profunda, pero escocía.
Mi hermano se había acercado preocupado, y de una pequeña mochila sacó una venda con la que me vendió la pierna.—¿Estás bien? —le pregunté a la niña.
Ella seguía llorando, así que de mi bolsillo saqué una venda y como hizo mi hermano años atrás, le vendé la herida. Luego, tomé un poco de arcilla de mi bolsa, y moldeé hasta hacer un pequeño búho de arcilla.
—Mira —le dije extendiendo la mano en la que traía el búho—, este es el búho de la suerte. Él te cuidará y protegerá —la niña cogió el búho, y sonrió.
¿No lo dije antes, no? Pues sí, moldeo arcilla. Un pasatiempo pegado de mi hermano.
Le sequé las lágrimas que aún le caían por las mejillas, y les sonreí a ella y su hermano.
—Gracias onee-chan —me dijo el chico.
—De nada —contesté—. Cuida mucho de tu hermanita. No la pierdas nunca —dije con nostalgia.
Echaba de menos a mi hermano. A veces, me arrepentía de haberme ido de Iwagakure, pero sé que era la acción correcta.
—¡_____, ven ya o me comeré tu ramen! —me gritó Naruto.
Sonreí pensando en los buenos amigos que había conseguido en tan poco tiempo, dejando de lado el pensamiento de que seguramente me fuera a otros aldea en poco tiempo.
Eché a correr en dirección al restaurante gritando:—¡Ni se te ocurra!
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¿Nara o Hyuga? »Neji y tú
FanfictionEs un día como otro cualquiera para las cuatro grandes naciones, pero no para la del Fuego. Hoy, ha sido vista una chica entrar a Konoha, quien dice conocer a la Hokage, Tsunade Senju. Pero parece ser que esa chica, ¡ya había estado en Konoha, y h...