3. Primer entrenamiento

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—Chico fastidioso —le llamé.

—¿Qué, problemática?

—Yo me preguntaba si... Si yo... Me podría quedar con el clan Nara por un tiempo... —dije mirando hacia otro lado.

—¿Es qué acaso no tienes apartamento? —preguntó Shikamaru mirándome.

—No merece la pena coger un apartamento para poco tiempo, y pensé, que como el clan Nara me conoce desde pequeña, no sé...

—Le diré a mamá. A ella le caes bien, supongo que no habrá problemas —sonreí.

—¿Y Shikaku-san? —recordé a aquel hombre.

Shikaku-san me encontró en el bosque a las afueras de Konoha, cuando yo tenía ocho años. Me había escapado de casa porque no aguantaba nuestra situación familiar. Al único que le dije fue a mi hermano, al cual no he vuelto a ver desde mi ida.
Me encontré con Shikaku-san un frío día de enero. Me estaba quedando sin comida ni agua, y la ropa que llevaba no abrigaba mucho. Me había sentado bajo un árbol, pues no sabía escalarlos.

Tenía unas inmensas ganas de dormir, y ya estaba cerrando los ojos, cuando sentí que alguien ponía una manta encima mío, y se arrodillaba frente a mí. Era un hombre de mediana edad, con una coleta alta. En su chaqueta se podía ver el símbolo de su clan: lo reconocí de inmediato, un miembro del clan Nara.

Me preguntó qué era lo que hacía allí, en pleno invierno, sola y sin abrigo. Al no contestarle, me propuso quedarme en su casa hasta que pasase el invierno, y encantada acepté. Así fue como conocí a su hijo, Shikamaru Nara.

—Él te considera una hija. Estará encantado de verte de nuevo —dijo sonriendo.

—¡Bueno, creo que iré con mi nuevo grupo! —exclamé sentándome y haciendo sobresaltar a Shikamaru—. Me hubiera gustado que me pusiera contigo o con Kakashi Hatake, pero... Es lo que hay.

Me levanté del banco, y sacudí mi trasero. Me dispuse a irme, cuando Shikamaru se puso al lado mío.

—No creo que sepas dónde es. Ven, te llevo.

Ambos fuimos rumbo al lugar de entrenamiento de mi nuevo equipo. Por el camino, Shikamaru me iba contando todas las cosas que habían pasado, los exámenes chunnin, la ida de Sasuke... También me comentó sobre Gaara, un shinobi de Suna, y el jinchuriki del Shukaku.

—¿Gaara? ¿Sabaku No Gaara? ¿Gaara Gaarita Gaara? —le miré sorprendida.

—Sí, Gaara. ¿Qué te sorprende?

—Pues que cuando yo conocí a Gaara, fue muy frío, pero nos hicimos amigos rápido. Además de ser el Kazekage..., él es un chico muy agradable e incomprendido.

—No sabía que habías conocido a Gaara... Ha cambiado bastante el chico. Ya no es como lo era antes.

—Sí, ahora es mucho mejor.

Llegamos a un gran descampado, en el cual en el centro se encontraba un tocón de árbol cortado, y a un lado de éste, tres personas entrenando. Shikamaru se despidió de mí deseándome suerte. Yo le abracé y me dirigí con ellos. Parecían muy concentrados y me dió algo de vergüenza interrumpir, así que me subí a una rama a observar desde arriba. Sí, había aprendido a subir árboles, aunque me costó mucho. .

El profesor les hizo parar, y comenzó a hablar con ellos sobre el entrenamiento.

—Ah, y una cosa más —dijo antes de coger un kunai y lanzarlo en mi dirección, clavándose a centímetros de mi rostro—. ¡Quién sea que nos esté espiando, que salga inmediatamente!

¿Nara o Hyuga? »Neji y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora