25. Vacío

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Dejé dos flores de ciruelo frente a las dos tumbas.

Me quedé mirándolas, con cierta nostalgia en mi rostro.

—¿Recordáis la camelia que me disteis ese día? —les pregunté a las tumbas. Me senté en frente, abrazando mis piernas—. Aún la conservo. La utilizo de amuleto de la suerte —sonreí amargamente—. Es una flor de ciruelo, en el lenguaje floral, significa “mantén tu promesa”. Vosotros no la cumplísteis, o quizás fui yo quien no la cumplió. Quizás yo debí haber muerto, y no vosotros, o quizás debimos haber muerto los tres... —suspiré—. Os echo de menos, nada es igual sin vosotros —les confesé—. Sé que os prometí no volver a llorar por chorradas, que me volvería fuerte, pero a veces me es muy difícil mantener esta máscara. Daiki, me encontré con tu hermano Natsume hace un tiempo... Me dijo que te quería mucho.

Volví a suspirar. Me faltaban palabras.

—No sé qué más puedo contaros... Me quedo sin inspiración —dije, levantándome del suelo—. Volveré otro día.

Miré una última vez las tumbas.

—Bueno... Hasta otra, Daiki, Kohaku.

Les di la espalda, y me alejé del cementerio. Volví a la oficina de Tsunade, para saber de qué va la misión.
En la oficina, me encontré con Neji, Tenten y Lee. Parece ser que ellos también irán a la misión.

—Bien. Ahora que estáis todos aquí, ya puedo informaros.

Me mantuve firme a pesar de las miradas que Tenten y Lee me daban. Me hacían sentir incómoda y culpable. A finde cuentas, Tenten era mi mejor amiga, y Lee uno de mis mejores amigos.

—Hemos sido informados sobre recientes ataques de Akatsuki a miembros shinobi de aldeas vecinas, y ellos han pedido ayuda a Konoha, pero carecemos de shinobis disponibles.

—¿Eso quiere decir, que tenemos que ir nosotros porque somos el “único escuadrón libre”? —pregunté irónica.

—Algo así. Tú eres la única que ha estado considerablemente cerca de los Akatsuki, por lo tanto, eres la más indicada para esto. Elegí al equipo Guy porque son las personas con quiénes más has trabajado, y con quiénes tienes más compenetración.

—Por favor, vaya al grano —más que pedírselo, se lo exigí.

—Suna está sufriendo mucha sequía, y con los ataques de Akatsuki, temen ser atacados y no tener comida ni recursos suficientes. Tú, el equipo Guy, y algunos shinobi del elemento agua seréis enviados allí.

—Am... Vale... —accedí desconcertada.

—Ale, hoy a la tarde saldréis. Neji, tú serás el líder del equipo, si necesitáis cualquier cosa, mandarnos un aviso. Haremos todo lo que podamos —nos dijo—. Podéis iros.

Desconcertados, salimos de la oficina de la Hokage. Nos quedamos parados sin saber bien que hacer en cuanto salimos por la puerta.

—¿Y por eso nos cuenta lo de Akatsuki? —cuestiona Lee en cuanto salimos.

—Tsunade es imprevisible —comenté en respuesta.

Al momento sentí tres pesadas miradas sobre mí. Eran Tenten, Lee y Neji, que me miraban fijamente.

—¿Tengo monos en la cara o qué?

—¿Dónde has estado? —me preguntó Tenten—. Estaba preocupada. No nos habías dicho nada.

—Sí. Temimos que te hubiera pasado algo. Además, ¿qué es eso de que te vas del equipo? —siguió Lee.

—Lo que oís. Ya os avisé de que no os hicierais ilusiones. Yo no vine aquí porque estaba de paso y quise quedarme, no. Yo vine aquí en solicitud de la misma Hokage, por un mandato especial. Además, ¿debería daros explicaciones de lo que hago o dejo de hacer? —sabía que me estaba pasando. Ellos no tenían la culpa de nada, pero después de haber estado sola por nueve años sin tener que preocuparme por nadie, ni tener alguien quién se preocupase por mí, se me hacía raro esas muestras de afecto. Simplemente, no sabía cómo manejarlas—. Es mi vida. La manejo como quiero. No necesito una madre que esté encima mío todo el rato. Igual la vuestra estuvo y está apoyandoos en todo, queriéndoos, pero la mía nunca estuvo, y no veo necesidad de que vosotros hagáis ese papel a estas alturas. Después de dieciséis años, me he dado cuenta de que estar sola no es tan malo.

¿Nara o Hyuga? »Neji y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora