37. El sostén debajo de tu cama

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Capítulo totalmente pasable
Leer bajo vuestro criterio😉
No me hago responsable de posibles derrames nasales o odio infinito hacia Hinata...😏😏 Ya sabréis por qué...

***

—¡E-eso es gigante! 

—_____, tranquilízate, no te dolerá —intentó calmarme Neji.

Cerré los ojos con fuerza, y cogí una gran bocanada de aire, esperando a que eso entrara en mí.

—¡Ay! —me quejé fuerte. Neji me cogió fuerte de la mano, y me dio un beso en la mejilla.

—Ya está, ya está —dijo mientras acariciaba mi cabeza—. ¿Ves como no ha sido para tanto?

Hice un pequeño pero notorio puchero, y presioné mi brazo para que no saliera más sangre.

—Bien, los análisis estarán para mañana o pasado —dijo Tsunade sonriente—. Puedes ir a casa.

Asentí y me levanté de la camilla. Me tambaleé un poco, así que me apoyé en Neji para no caerme.

—Cuida que coma algo con azúcar, puede estar mareada por un rato. Hemos necesitado bastante sangre —le pidió la rubia a mi novio.

—Me aseguraré de ello.

Los dos salimos del hospital, y nos dirigimos a su casa, ya que quedaba más cerca que la mía. Me dejó tumbada en su cama, y salió a por algo dulce. Me dediqué a observar su habitación con calma. Tenía las paredes de madera brillante. Un escritorio frente a una gran ventana, un armario a un lado, la cama, y una puerta que supuse que llevaría al baño. 

Neji llegó con unas galletas con chocolate y un poco de agua. Se sentó en la cama al lado mío, y dejó la comida en la mesilla. Me dio un pequeño casto beso, y se separó para darme las galletas.

—Come —me dijo tendiéndomelas—. Las ha hecho Hinata-sama.

Mordí una de ellas, cogiendo un trozo de chocolate. Estaban buenísimas, felicitaría a Hina más tarde. Me di unos cuantos golpes en el pecho, pues se me había hecho bola en la garganta, y no me pasaba. Rápidamente el Hyuga me pasó el vaso, y bebí sin rechistar. Me dio unas palmaditas en la espalda y una mirada preocupada y reprobatoria. 

—Ya estoy bien —le dije tomando su mano.

—¿Segura? —asentí—. Guay, porque hacía ya tiempo que quería hacer algo...

—¿El qué? —le pregunté.

Neji se acercó y me dio un suave beso, que poco a poco fue subiendo el ritmo, hasta convertirse en uno apasionado y caliente. Nuestros labios se movían al compás perfecto. Mordí su labio inferior, haciendo que soltara un caliente gemido. Me miró a los ojos, y entendí su súplica. Abrí mi boca, dándole acceso total a  mi cavidad bucal. Una guerra de lenguas dio lugar en ese mismo instante. Todo parecía sacado de un cuento de hadas. Un maravilloso cuento de hadas.

Cogió el dobladillo de mi camiseta y jugueteó un rato con ella, haciendo ademanes de quitármela. Cansada ya de su jueguecito, decidí quitármela yo. La lancé a un lugar de la habitación, si siquiera me fijé a dónde fue a parar, en ese momento solo tenía la atención puesta en quitarle a él la camiseta. El roce de sus manos con mi piel desnuda me quemaba, me hacía imaginar cosas que nunca pensé que imaginaría.

Tomó un extremo de su camisa, y se lo quitó lentamente. Me quería torturar, y lo estaba consiguiendo. De alguna manera, sentía el impulso de quitarle la camisa de un tirón para poder admirar bien su perfecto abdomen. Por fin se la quitó. Lamió sus labios, y me lanzó una pícara sonrisa. Volvió a abalanzarse contra mí, fundiéndonos en otro candente beso. Recorrí con mis manos su ancha espalda, tocando cada detalle. 

¿Nara o Hyuga? »Neji y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora