Especial de los 1K

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—¿Dónde se supone que estamos? —le pregunté a Shikamaru.

Estábamos junto a Naruto, el cual se encontraba rebuscando algo entre los pergaminos de Lady Tsunade.

—Naruto, vámonos, la Hokage llegará en cualquier momento —le dijo Shikamaru.

—¡Lo encontré! —exclamó emocionado.

—¿Qué has encontrado? —le pregunté. Shikamaru y yo nos acercamos.

—No lo sé —confesó con una sonrisa inocente—. Sólo sé que es un pergamino del primer Hokage, de Hashirama Senju, el abuelo de la abuela Tsunade.

—¿Y qué hace? 

—No lo sé, Neji, pero lo vamos a descubrir ahora.

En el pergamino aparecían varias posiciones de manos, las cuales Naruto realizó.

Y desde ese momento, nos encontramos aquí, en medio de la nada. Está todo oscuro, lo único que puedo ver es a Shikamaru y a mí. No se oye ni se ve nada. De cierta manera, da miedo.

—No lo sé —me respondió—. Pero Naruto me las va a pagar caro cuando vuelva.

El Nara y yo nos sentamos en el suelo, para pensar en una forma de salir de ahí. 

—Podríamos inten... —el chico no me dejó acabar la frase, pues me mandó callar.

¿Cómo se atreve él a callarme? Un simple chico, nada especial.

—¿No oyes algo? —me dijo.

Agudicé mi oído. Era verdad, se oía algo extraño. Como unas pequeñas olas a lo lejos. 

Iba a decir algo cuando lo vi. Una gran ola de agua se alzaba ante nosotros, y no podíamos escapar. Al final, la ola nos atrapó. Salimos a flote como pudimos, pero había algo extraño en esa agua.

—Sabe salada —dije. 

—Sí, porque son las lágrimas que he aguantado durante más de cuatro años —una voz nos sobresaltó.

Era una chica muy joven, de unos doce años. Tenía el cabello largo y negro, y ojos color chocolate. Se parecía a _____. Vestía una camiseta por los hombros roja, que dejaba al descubierto su abdomen, y de mangas largas y anchas. Los típicos pantalones ninja negros, con una venda cubriéndole parte del muslo derecho, y unas sandalias.

—¿Quién eres? —le pregunté.

—¿Dónde estamos? —ese fue Shikamaru.

—Quién soy yo no importa ahora —chasqueó los dedos, y el agua desapareció. Estábamos completamente secos—. Estáis en la mente de _____.

La niña volvió a chasquear los dedos, y frente a nosotros, apareció un vídeo.

—No son vídeos normales —aclaró la niña—. Estos son recuerdos. Los recuerdos de ______.

La chavala se calló, al igual que nosotros. Aparecimos frente a una gran mansión con espléndidos jardines. En la escena aparecía una niña de siete años, vestida con un vestido de color azul. Estaba junto a un chico mayor, de once o doce años. Estaban escondidos tras una pared, escuchando la "conversación" de al parecer sus padres. No era muy agradable, pues se encontraba lloriqueando en los brazos del chico que supuse que era su hermano.

—Esa niña era yo —señaló a la pequeña—, cuando tenía siete años. 

Desde donde estábamos, podíamos oír y ver todo lo que decían y hacían sus padres. Aquella discusión era sobre la chica, que era un monstruo y que debían de matarla. Era triste escuchar a sus propios padres decir eso. 

¿Nara o Hyuga? »Neji y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora