35. Entonces, tú debes de ser su novia

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—Sobre ese chakra rosa de antes... Ya sabes que es únicamente propio del clan Kawasaki.

—Lo sé. Leí sobre ello cuando era pequeña.

—Pero hay algo que no aparece en los libros, pues es poco común —le miré intrigada—. Cada cierto periodo de tiempo, nace un niño, o una niña, portador de los dos Kkekei genkai visuales más poderosos del mundo.

—Sí, el Byakugan y el Sharingan.

—Como supongo que ya sabrás, tú eres esa portadora tan especial de esta generación. Hay veces, en las que el poder se manifiesta inconscientemente, ya sea por equis causas. La más común es furia o descontrol emocional. A lo que voy, es a que si ese poder es mal utilizado, puede ser devastador para la nación del fuego, y para todas en general.

—Pero... Puedo controlarlo —dije segura—. Me enseñaste el byakugō, a cómo manejarlo. ¡Puedo con ese poder!

—______, no se trata de poder o no. Se trata de si tu cuerpo es capaz de aguantarlo. A veces el choque entre esos dos Kkekei genkai genera conflictos en el cuerpo del portador, lo que hace que de repente se descontrole, y sea inconsciente de sus actos. Cuando llega tal punto, lo que hay que hacer si el usuario no se tranquiliza, es neutralizar el poder, y por consiguiente, a la persona.

—O sea, a mí —contesté—. Pero sensei, ¿a qué te refieres con neutralizar mi poder? ¿A pararlo? ¿Quitármelo?

Suspiró y cerró los ojos momentáneamente. Luego, los abrió y dijo lo siguiente:

—Son medidas a las que espero no tener que recurrir. Por ahora es suficiente información. Cuando llegue el momento, te explicaré más detalladamente ese concepto. Ahora, ve con tus amigos a hacer las cosas que hacen los adolescentes.

Hizo un gesto con la mano, indicándome sus ganas de que me fuera. Hice una reverencia, y en vez de salir por la puerta, salí por la ventana.

Llamé al timbre de la mansión Hyuga. Me abrió una de las sirvientas, que me escaneó de arriba abajo y luego me sonrió tiernamente.

—Usted debe de ser _____-sama —asentí—. Venga conmigo, Neji-sama le espera en la cocina.

Le seguí por los inmensos pasillos de la mansión. Había un jardín interior descampado, en el cual ellos entrenaban, según Hinata me dijo. Llegamos hasta una puerta, en la cual la sirvienta se paró.

—Aquí está la cocina —me dijo, señalando la puerta—, Neji-sama la espera dentro. Si necesita algo, no dude en llamarme.

—Gracias...

—Misaki —se presentó.

—Gracias Misaki.

Misaki se retiró, y me dejó frente a la puerta. La abrí cuidadosamente, dejando pasar la luz de la habitación. No iba a mentir, estaba nerviosa.

Entoces lo vi, recostado en la pared, leyendo algo del paquete de harina, con unos pocos mechones cayéndole a la cara... Demasiado sexy...
Se giró en mi dirección cuando la puerta se cerró de golpe.

—Hola —saludé algo tímida.

—Hola —me devolvió el saludo con una hermosa sonrisa.

Me acerqué al él y nos dimos un corto beso.

—Podemos comer aquí o en el comedor.

—Comamos aquí —le pedí—, es más... acogedor.

—Los cocineros nos han hecho la comida —dijo señalando la mesa para dos—, sentémonos.

¿Nara o Hyuga? »Neji y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora