⚔Capitulo 21 : La levadura de nuestras manos⚔

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Nota 11# Sera normal tener miedo de lo que siento.

Muchos dicen que el tiempo pasa lento como las listas de espera, pero al menos yo no lo siento así. Ya estamos en diciembre, ya pasaron aproximadamente tres meses desde que me dieron la última expedición. No he tenido mucho que reportar en mi cuaderno y lo he dejado un tanto olvidado en la almohada de mi litera, pues no he parado de trabajar en los bocetos de la moto que me pidieron, y también con los entrenamientos grupales del escuadrón.

Al final de tanta cosa, me quede en el escuadrón del capitán Levi. Solo que no he tenido mucho contacto con él desde la expedición. Pues han estado en viajes y veo que tanto como el capitán como la comandante están trabajando arduamente en la entrada de los nuevos soldados que decidieron transferirse oficial mente a la legión. Y como mis intentos de evasión todavía no han terminado, nuestra comunicación está más que estancada. Prácticamente he tirado la toalla.

Ya pensando en el presente, es que recibimos la noticia hace un mes y medio del nacimiento de la hija de Carolina y Erwin. Su nombre es Elena y según las cartas es una niña muy linda igual a su madre. Ellos en estos momentos están entre las afueras del muro Rose no muy lejos de un pueblo conocido de esos lados. Nos trajo mucha felicidad su parto, pero lo triste es que nos hemos perdido el cumpleaños de Carolina y también el del señor Erwin.

Y es que la temporada de invierno está cayendo oficialmente, se podrán imaginar que el clima era de lo más frio en esta mañana. Estaba en la habitación con las chicas que ya estaban listas para iniciar las labores del día de ahora; debían ser como la seis de la mañana, pero el sol no se miraba por lo temprano que era o más bien por el clima. Este día se realizaría un acto en memoria de los soldados caídos en la masacre en shiganshina. Así que este día nuestra vestimenta sería diferente al de diario, ya que tendríamos visitas de todos lados de los muros.

No era de más que este día parecía estar de acorde con lo que se realizaría, desde mi ventana de la habitación se observaba el gris que se pintaba en el cielo, pero no solo era eso, sino que en mi respiración podía ver como salía el humo de lo helado y se plasmaba en el grueso vidrio. Ya estaba lista, el negro uniforme ahora adornaba todo mi cuerpo, mi cabello había crecido, y un fleco tapaba la mitad de mi cara, ayudaba en cierta manera en cubrir mis ojos. Por el momento no quería llamar la atención de los presentes. Con un poco de pesadez salí de la habitación para empezar mis labores.

La ceremonia se realizaría en el campo de la legión, yo había participado para el ordenamiento de los asientos, y llevar el café que se serviría en el lugar. El aire libre era un lugar propicio para tantas personas, Ya que fui la última en salir de la habitación, me dirigí directamente a la cocina a ayudar, pero, ante todo, quería permanecer al margen.

La mañana cada vez se tornaba más fría. Pero en lo mucho que estuvimos haciendo eso paso casi por desapercibido para todos. Ya después de haber puesto las cosas en su lugar, me quedo un poco de tiempo para perderlo. Tenía un poco de intriga sobre las personas que llegarían a la legión, es por eso me quede por un buen tiempo entre las sombras de la entrada en donde se recibirían a las personas.

De repente se divisaban a lo lejos los jinetes acercarse al lugar, eran de distintos tipos unos un poco austeros y otros de lo más ostentoso, y personas de todas las clases, unos de gran posición social y otros con vestimentas de lo más humilde. Todos ellos que parecían arrejuntarse en la entrada. Como simples personas que ni la riqueza ni nada podía burlarse de lo que paso.

Ahí permanecí, como un expectante, de lo que estaba pasando. Ahora serian homenajeados oficialmente a todos los caídos. La mayoría se preguntaban porque se tardó mucho el rendir sus memorias, pero hasta yo tenía respuesta para ello, era hipócrita en cierta manera decir que cada quien debe sanar sus heridas de la pérdida del ser querido sin demostrar empatía por ella. Todos tienen la manera en cómo sobrelleva las situaciones de la vida y para eso se necesitaba tiempo. Pero a veces quisiera saber cómo se sienten, el gritar, el llorar y tener a alguien que te diga que en esta vida hay esperanza.

Alas Carmesí (LevixLectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora