Alas Carmesí (LevixLectora)

⚔Capitulo 44: Somos tu y yo⚔

Nota 34# Tengo un leve dolor en el pecho, más sin embargo no quiero herirte.

Zona del Liberio, Marley.

El sonido de las personas caminar entre armas y el olor a sangre y sudor era lo primero que reinaba en el lugar. Mientras nos acercábamos, el aroma a dolor se iba percibiendo entre las decenas de soldados que estaban llenos de heridas, solos y desamparados. Eren estaba a un lado mío tratando de mezclarnos entre los soldados.

Yo tendría que hacerme pasar como una ciega, pero claro tendría que estar pendiente de todo movimiento que haría Eren. Aun me dolían las heridas, eran un poco profundas ya que si eran superficiales mi cuerpo haría que sanaran rápido.

Ambos logramos mezclarnos entre la fila de soldados dándonos la oportunidad de ponernos nuestro distintivo en el brazo y continuamos caminando esperando pasar desapercibidos, unos iban hablando incongruencias y cosas sin sentido. Al parecer la guerra los había dejado mentalmente mal, fue entonces que Eren se deicidio echarse al piso ya que había uno que otro soldado que se empujaban.

Sin perder de vista a Eren, me hice camino por el campo de concentración donde estaba la multitud, todos se rejuntaban en diferentes grupos que estaban recibiendo a los soldados, algunos eran niños. Eso me sorprendió, no sabía que también chicos de esa edad eran sometidos a tales situaciones. Después estaban otros soldados con mayor edad que también eran agasajados por sus familias.

Era sorprendente que en un mismo lugar tanto como la alegría y el dolor estaban mezclados, en un solo espacio. Por un lado, estaban todos aquellos soldados que tenían a sus familias recibiéndolos con llantos y gritos de la emoción de ver a sus seres queridos, al otro extremo algunos estaban solos, heridos sin nadie que los recibiera ahí mismo fue donde se había quedado Eren. Luego de presenciar toda esta ironía y decidida a pasar como fantasma puse mi bastón al frente y seguí caminando entre las personas.

Las personas a mi alrededor denotaban diferentes grados de desnutrición, sus ropas eran por muy lejos limpias y pulcras, incluso no parecían verse totalmente saludables. Fue entonces que me di cuenta de las precarias condiciones de vida que tenían los Eldianos en el Liberio.

Era doloroso, todo esto me conmovía y al mismo tiempo tenía que evitar tener contacto con alguien de por aquí por temor a ser descubierta, estas personas vivían en miseria. Era la triste realidad y me enfadaba esto era por muy lejos lo que creía que fuera a ser, haciéndome sentir sofocada entre tanta persona que se iba arrejuntando, suavemente intentaba esquivar a cada uno que se cruzaba entre mi camino. Pero en eso entre tanto ajetreo para salir termine tropezando con alguien, cayendo al suelo, el bastón y los lentes fueron a caer al otro lado, mi rodilla termino golpeando una piedra ¿Qué demonios tienen las piedras contra mí? Idiota sea aquel que los pone en la escena.

—Demonio levántate—escuche, tenia que ser un soldado, pero, aunque me quisiera levantar el inmenso dolor que traía en mi pierna era mas que mi fuerza—es asqueroso, has ensuciado mi bota—dijo antes de golpearme en el estómago fuertemente, sacándome el aire y un pequeño quejido, trate de verlo ahora frente a mí, lo último que note por mi mala vista fue como partía los anteojos en dos—¿Seguirás sin levantarte?

Débilmente trataba de hacerlo, aquí no había nadie para que me ayudara, estaba metida en todo esto sola y no tenía otra opción que doblegarme. Las demás personas solo se alejaban e ignoraban la situación, suponía que nadie podía rebelarse ante estos soldados de Marley no por respeto, sino que por miedo.

Entonces el tomo de la solapa de mi ropa y me levanto muy fácilmente, él podía medir más de 1,80 metros. Trate de no abrir muchos los ojos, fácilmente podrían notar algo diferente en mi y eso me estaba asustando, por mucho que no estuviera de acuerdo con este plan mi vida era la primordial, tendría que disimular lo mas que pudiera.