Pruebas de santa Alessia

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Anónimo


Akatosh selló un pacto con Alessia en épocas remotas. Reunió las enredadas madejas de Oblivion, las entretejió rápidamente con las fibras sangrientas de su propio corazón y se las entregó a Alessia con estas palabras: "Acepta este pequeño obsequio. Mientras tu sangre y su juramento perduren, así lo hará mi sangre y mi juramento. Esta prenda será Amuleto de reyes y representará el pacto que hemos sellado. Tú, como reina de los mortales, serás mi testigo entre ellos y yo, como rey de los espíritus, responderé por ti ante los inmortales".

Akatosh hundió su mano en el pecho, llenó su mano de sangre de su corazón y la depositó en las de Alessia diciendo: "Acepta también esta ofrenda como símbolo de nuestra promesa y la unión de nuestras sangres. Mientras tú y tus descendientes llevéis el Amuleto de reyes, este fuego de dragón arderá con una llama eterna como prueba de nuestro compromiso ante los dioses y los hombres. Mientras el fuego arda, juro solemnemente que mi sangre mantendrá cerradas las puertas de Oblivion.

Mientras la sangre del dragón corra por las venas de los soberanos, la gloria del Imperio no conocerá fin. Pero si sus brasas se apagan porque no hay descendiente que honre nuestra sangre y al amuleto, el Imperio se sumirá en la oscuridad y los señores demoníacos del desorden gobernarán la tierra a su antojo". Del texto litúrgico Reavivación de los fuegos de dragón

La Biblioteca de Tamriel: OBLIVIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora