La tercera puerta

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Annanar Orme


I. A Ellabeth, yo canto, reina del hacha,

capaz de derrumbar un olmo entero

y talar el Bosque Valen de una racha.

De Alfhedil en Tel Aruhn aprendió con esmero.

Él le enseñó a blandir el arma y la postura

para que el hacha oscilase elegante y con soltura.

También las hachas con púas de los orcos fieros.

Cómo no, las de Hibernalia, de casi dos metros.

Y las hachas de filo hueco de los elfos del oeste,

que cimbrean y silban cuando atraviesan a cualquier hueste.

Con un hacha de un solo filo, podía a dos hombres decapitar.

Con la de dos filos, a más de diez llegó a matar.

Aunque su leyenda no habla de sus hachazos

sino del hombre que su corazón partió en pedazos.

II. Llegado de Rosa Negra, Nienolas Ulwarth el Poderoso

era el único que con su hacha vencer a Ellabeth podía.

Si ella talaba cincuenta, él cincuenta y tres cortaba garboso

Ellabeth sintió de inmediato que era el hombre que quería.

Cuando le declaró su amor, Nienolas se rió descarado

y le dijo que más amaba al mango y astil de su machado.

Si, a pesar de todo, su deseo no podía apagar

su corazón para Lorinthyrae solo tenía lugar.

De la doncella Ellabeth, la reina del hacha, se apoderó la furia

y comenzó a pensar en la muerte con penuria.

En Mephala y Sheogorath encontró la inspiración.

Durante semanas, trabajó en su venganza con dedicación.

Una noche, raptó a su rival sin benevolencia,

Y le expuso sus opciones entre condena y supervivencia.

III. Lorinthyrae se despertó en una casa en un desierto,

en una habitación con tres puertas y vacía.

Ellabeth decidió explicarle todo el entuerto.

En una puerta, Nienolas y ella la esperarían.

Tras la segunda, un demonio haría aparición.

Y detrás de la tercera, estaba la salvación.

Debía elegir un camino y hacerlo con premura.

Si no, un hacha la llevaría a la sepultura.

Lorinthyrae comenzó a llorar y Ellabeth se arrepintió.

A su derecha había una puerta y la abrió.

La atravesó, camino de los páramos desiertos,

e instó a Lorinthyrae a salir, es cierto.

Lorinthyrae hizo caso omiso, su destino no estaba dictado.

Y, al abrir la primera puerta, encontró a Nienolas descuartizado.

IV. Ellabeth había mentido, no había ningún demonio escondido.

Y las extremidades que de Nienolas faltaban, tras la tercera puerta se hallaban.

La Biblioteca de Tamriel: OBLIVIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora